Antes de apresurarte a responder la pregunta con un descreído “¡Noooo!”, te invitamos a conocer una palabra de reciente creación: coregasm (coregasmo castellanizada), surgida de la unión de la palabra inglesa core y orgasm.
La segunda petición que te haremos es que los googles: “Coregasm”, y empezarás enterarte de los cientos de rumores e historias que corren por Internet de chicas que aseguran que el coregasmo no solo existe, sino que es frecuente y muy placentero, a veces.
Se llama coregasmo a un ejercicio capaz de inducir un orgasmo, una circunstancia que por lo visto suele ocurrir con cierta frecuencia en los entrenamientos core, que son aquellos cuyo objetivo es fortalecer y entrenar la estructura muscular de la parte central del cuerpo, pelvis, abdomen, espalda ...
La primera vez que alguien habló de algo parecido fue en 1953, y fue el sexólogo Alfred Kinsey en su libro Sexual Behavior in the Human Female, donde aseguró que había hablado con algunas mujeres, el 5% de las que había entrevistado, que aseguraban que experimentaban orgasmos mientras practicaban una actividad física.
Hace pocos años un equipo de investigadores de la Universidad de Indiana publicó un trabajo en la revista Sexual and Relationship Therapy que demostraba que el fenómeno podía ser aún más común de lo que se pensaba. Según sus investigaciones con 530 mujeres a las que entrevistaron a través de Internet, 370 de ellas reconocieron o bien haber experimentado un “orgasmo inducido por el ejercicio”, o “algún tipo de placer sexual relacionado a la práctica de una actividad física”.
Las circunstancias del hecho
El momento en que se presenta el coresgasmo no suele ser nunca el más apropiado. Según han descrito los investigadores, uno suele encontrarse por lo general en el gimnasio rodeada de gente, o al menos con un entrenador personal dirigiendo tus movimientos.
Pero a pesar de todos esos inconvenientes, un orgasmo es siempre un orgasmo. “Yo no experimenté las típicas contracciones que suelo tener cuando tengo sexo o me masturbo”, contó una mujer a la versión estadounidense de la revista Popular Science, y dijo más:” Es difícil de explicar pero las sensaciones de mis músculos abdominales bajos eran idénticas a las de un orgasmo, aunque no tenía la misma sensación alrededor del clítoris”.
En este estudio sus autores, Debby Herbenick y J. Dennis Fortenberry explicaron que mientras que las mujeres que alcanzaban cierto grado de placer sexual en el gimnasio decían estar felices con su experiencia, aquellas que conseguían alcanzar el clímax completo en la misma circunstancia se sentían preocupadas y avergonzadas de que alguno de sus compañeros de entrenamiento hubiera notado lo que estaba pasando.
Sin embargo, otras mujeres aseguran que la sensación y la llegada del propio orgasmo son posibles de controlar. La atleta de CrossFit Sharon Ugg explicó a la revista CrossFitJournal que la sensación corporal es rara pero que todo el tiempo ella mantenía el control de la situación. “Es una sensación muy muscular. Yo puedo sentir cómo empieza y se va acrecentando, si continúo haciendo repeticiones sé que voy a llegar al punto del clímax, pero si paro y cambio de ejercicio, sé que probablemente pasará”.
El mecanismo exacto de cómo se llega a un coregasmo está todavía bajo investigación y continua la controversia alrededor del concepto. Dado que los ejercicios de los entrenamientos conocidos como “core” son los que con más frecuencia producen placer sexual, podría pensarse que las contracciones profundas del abdomen y de los músculos del suelo pélvico (similar a los ejercicios de kegels para fortalecer la vagina) serían las causas de la estimulación que produce el orgasmo. Sin embargo, no se ha encontrado un patrón concreto de activación muscular que lleve al orgasmo. Y los expertos, entre ellos el entrenador personal y kinesiólogo Dean Somerset, creen que los mecanismos de estimulación pueden ser muy variados. “Es una experiencia altamente individual debido a que la alineación biomecánica, las diferencias anatómicas, los estados emocionales y la fuerza muscular también lo son”.
Algunos expertos creen que la fricción entre el recto y los músculos abdominales que producen muchos ejercicios podría causar la estimulación a través del clítoris. Sin embargo, existe otra corriente de sexólogos que no comparte esta teoría, sobre todo porque entrenamientos como el spinning que suponen una compresión directa de la zona no causan prácticamente ningún estímulo sexual en las mujeres.
Como resultado de este debate se han propuesto tres teorías para explicar estos orgasmos inesperados que te pueden sorprender en el gimnasio. A saber: la fricción abdominal, el retroceso del suelo pélvico y un exceso de tonificación de los músculos de la pelvis.
Al parecer cuando se ha preguntado a las mujeres que han experimentado un coregasmo, la hipótesis que consideran más probable es la del retroceso del suelo pélvico durante las repeticiones de un ejercicio que implica que las contracciones produzcan una estimulación por un incremento de la presión en múltiples puntos y terminales nerviosas.
El fenómeno no es exclusivamente femenino. Los hombres reportan una incidencia similar de sensación de placer sexual en el gym, pero por otros mecanismos porque su anatomía es completamente diferente. La teoría de los investigadores es que en el caso masculino el coresgasmo viene de la estimulación de la próstata, pero es un asunto que no ha sido investigado en profundidad.
El ejercicio estrella
Todo apunta a que el ejercicio que con más probabilidad te puede conducir a un orgasmo más o menos involuntario es el conocido como “la silla del capitán”, uno de los más eficaces para tonificar los abdominales. Y que se realiza con equipamiento del gimnasio.
El ejercicio en cuestión estabiliza la parte alta del cuerpo agarrando las asas del aparato con las manos y presionando la parte baja de la espalda ligeramente contra el apoyo acolchado. Lentamente se empiezan a llevar las rodillas hacia el pecho. Seguidamente, se bajan las piernas hasta que formen un ángulo aproximado de 90º con respecto al suelo.
Muchas mujeres relatan que el placer aparece tras varias repeticiones, o una vez que llega la fatiga muscular. Otras mujeres también reportaron placer sexual al hacer sentadillas con o sin peso, o una serie de abdominales.
Para los investigadores es muy interesante el amplio rango de ejercicios que, según las mujeres estudiadas, les suelen provocar placer sexual, lo cual es un indicador claro de que se necesitan estudios más profundos sobre el asunto porque en caso de que se llegara a demostrar que un exceso de repeticiones de un tipo concreto de abdominales puede producir las misma sensaciones placenteras que un juguete o una pareja sexual se encontraría una inesperada motivación para no saltarse el gimnasio bajo ningún concepto.
El ejercicio induce al placer sexual
El ejercicio físico por si solo ya es capaz de mejorar la salud física y mental, lo cual juega un papel determinante en la salud sexual, explica la sexóloga Ian Kerner, autora del libro She comes first.
Las mujeres que participaron en el estudio de la Universidad de Indiana también dijeron haber experimentado sensaciones cercanas al orgasmo mientras practicaban yoga, levantaban peso en una clase de Body Pump, corrían o nadaban. Para los investigadores fue una sorpresa que el runnnig fuera una fuente bastante común de placer sexual. “El ejercicio físico suele crear los precursores mentales y fisiológicos del orgasmo”, explica Kerner y continúa: “Aun cuando no se consiga directamente una dosis de placer sexual durante el ejercicio, fortalecer los músculos del suelo pélvico puede ayudar a llegar al orgasmo con más facilidad. En resumen: ir al gym te hará más sexy, seas consciente de ello o no, o te premies o no con un orgasmo después de cada entrenamiento.
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