Cae la tarde con brisa fría melancólica, queriendo poder verte, sentirte, escuchar tu voz muy cerca que la calidez de tu aliento dé calor a este cuerpo que espera cada noche ese encuentro en el que sus dedos quemen mis entrañas y su lengua mi cuello, mis manos recorran su geografía hasta fundirnos en un solo cuerpo y danzarle al amor hasta explotar y en un segundo tocar el cielo rendida en su cuerpo