El resfriado expresa una dificultad de adaptación social, nos cuesta mucho relacionarnos, por eso se manifiesta con mayor frecuencia en épocas en la que debemos convivir con la gente más de cerca, es decir, en aquellas estaciones donde las personas están más en casa. Se trata de los pequeños conflictos familiares o profesionales, breves y violentos, repetitivos, la mayoría de las veces expresados bajo forma de disputas y, en general, ligados con el territorio, los conflictos de amenazas por el territorio. Hay algo que me desagrada mucho o tengo una relación tensa con alguien. “Hay amenaza en el aire.” “Huele mal por aquí.”
El resfriado es el medio por el que liberamos una gran dosis de tristeza que hemos ido acumulando en nosotros. Puede aparecer después de haber sufrido alguna decepción o como consecuencia, de un arrepentimiento por no haber dicho o hecho algo. O después de una vivencia en la que nuestros sentimientos han sido heridos y hemos sentido falta de calor y de apoyo. “Quiero estar separado del olor para reencontrar el contacto conmigo mismo”.
También puede manifestarse un resfriado cuando hay un exceso de actividad en el plano mental y nos sentimos confundidos, preocupados, sin saber por dónde empezar. Estamos hartos, cansados: “hasta las narices”, de una situación, de nosotros mismos, de los demás, etc.
“Algo me disgusta mucho, o estoy frio con alguien”.
Existen también otras causas basadas en creencias populares que pueden desencadenar en un resfriado, por ejemplo: creer que después de haber ocurrido un “enfriamiento” o por colocarnos en una “corriente de aire” nos vamos a resfriar; creer que podemos “coger un resfriado de otra persona”; o creer en los “tres resfriados de cada invierno”, etc. Esto se manifiesta solamente en aquellas personas que así lo creen. Cuanto más difundida esté una creencia, mayor es su influencia en la sociedad.
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El resfriado es el motivo idóneo que inconscientemente provocamos, para escapar de una situación (conflicto) que nos agobia, pero que no estamos dispuestos a reconocer y a expresar.
Sin embargo, si nuestra nariz está tapada, si nos lloran los ojos, si no podemos casi ni hablar por la irritación de la garganta o por la tos de perro e incluso, nuestros estornudos se convierten en la mejor arma: “no te acerques que estoy resfriado”, nos permite alcanzar nuestro objetivo de apartarnos de la situación molesta, sin conflictos y además, con la benevolencia y la comprensión de todo el mundo. Ahora podemos centrarnos un poco más en nosotros.
El resfriado es considerado por la medicina naturista como una crisis de desintoxicación del organismo. A través de él se eliminan las toxinas físicas (alimentación inadecuada, vida sedentaria, medicamentos, etc.) o psíquicas (problemas emocionales) y el cuerpo y el alma se liberan de las sustancias que lo intoxicaban y ambos salen de la crisis fortalecidos.
La enseñanza que recibimos es que debemos estar preparados para afrontar los conflictos que nos plantean nuestras relaciones, aceptando que proyectamos en los demás aquellos que rechazamos para que lo podamos ver, reconocer e integrar dentro de nosotros.