No importa cuánto tiempo te hayas extraviado. No importa cuánto te hayas equivocado. Tampoco cuánto te hayas dejado seducir por el sistema, el consumo, la tecnología, las relaciones conflictivas, la vida superficial, el sexo, las drogas (alcohol, cigarrillo), la vida social, los viajes, el dinero. No importa cuánto te hayas ocupado de los demás, olvidándote de ti;, cuánto hayas ignorado a tu cuerpo y a tu corazón; nunca es tarde para volver al SER.
Jamás pongas tu atención en tus errores. No te arrepientas de nada que hayas hecho, o hayas dejado de hacer. Debes saber que eres perfecto. Todo error que cometas, no importa cuán grave sea, es tan sólo un producto de un programa. No te apropies de él, no creas que el error es tuyo. Los errores los comete el
ego, y el ego no eres tú. Debes comprender esta abismal diferencia para no sentir culpa ni arrepentimientos jamás.
Cuenta la historia que un hombre se enteró donde estaba Buda con sus discípulos y fue a visitarlo. El quería ponerlo a prueba, a ver si en verdad estaba iluminado como decían. Entonces, se acercó a él y le escupió en la cara. Buda no tuvo reacción alguna. El hombre se marchó. Luego de un tiempo, arrepentido, volvió y le dijo “disculpéme maestro, fui un tonto”, para lo que Buda respondió “no tienes que disculparte, pues no eras tú el que me escupió ni soy yo a quien escupiste”.
No pierdas un sólo segundo en mirar al pasado, sino que simplemente Vuelve ahora al ser. Si quieres reparar un error, no hay mejor cosa que puedas hacer en tu vida que dedicarte a elevar tu propia frecuencia para acelerar tu evolución y eliminar cualquier karma negativo que se encuentre presente todavía en tu interior. No le des tiempo a la mente para pensar “hubiera sido distinto de haberlo sabido antes” o “cómo pude haber hecho esto o aquello”. No importa si te equivocas debido a tu ignorancia y a la desconexión u olvido de lo que eres en esencia, pero sí importa que hagas todo lo que esté a tu alcance para no volver a cometer el mismo error. Allí empieza tu verdadera responsabilidad.
La vida es simple. Se torna difícil sólo cuando reina la intranquilidad en la mente y la ansiedad por querer a toda costa otra cosa distinta de la realidad presente. Somos todos seres maravillosos que tan sólo se han extraviado de su hogar. Debemos volver lo antes posible y no perder un segundo en tratar de comprender o cambiar lo que no se puede cambiar. Una vez que retomas el contacto con tu esencia y te dedicas a experimentar el gozo del Ser, las respuestas vendrán de manera natural y sin esfuerzo.
No les des ninguna importancia al factor tiempo, salvo para comprender lo valioso que es aprovecharlo. Si dedicaste tu vida a lo efímero, vuelve ahora al Ser. Si te ocupaste de ser madre olvidándote de ti, vuelve ahora. Si perdiste tu tiempo en relaciones malsanas, trabajos negativos o superficiales, profesiones que no te representaban en verdad; si viviste desde el ego creyendo que ese eras tú, si no diste suficiente amor como deseabas. Sea lo que sea que haya ocurrido, vuelve al SER. Y cuando digo “ahora”, no me refiero a mañana o en esta nueva etapa de tu vida, sino en este mismo momento. Ahora mismo. Vé a tu interior y refúgiate en tu corazón. Deja de hacer cualquier cosa que estés haciendo, y adéntrate en el YO. Sana al yo con el YO. Libera al yo con el YO.
Si no puedes hacerlo ya, organízate para que suceda apenas llegues a tu hogar. Espera el momento para encontrarte contigo mismo en silencio como esperarías ganar la lotería o encontrar el amor de tu vida, pues de hecho, tú eres el amor de tu vida. No dejes que nada ni nadie te distraiga. Apenas llegues, dile a tu familia “ahora no puedo, tengo primero algo muy importante que hacer”. Entonces cierra todas las puertas del mundo exterior y dedícate a darte a ti mismo el amor, la paz y la felicidad que siempre buscaste y sigues buscando. De esta manera inundarás de luz tu corazón y luego esa luz desbordará hacia afuera. Contagiarás a tu familia, amigos, extraños, animales, plantas, y finalmente al mundo entero.
Si hay una sola cosa que debes comprender en toda tu existencia, es que tu felicidad, tu paz y tu libertad, dependen exclusivamente de cuánto tiempo por día dediques a estar a solas contigo mismo. Todos tus problemas se deben a que no practicas lo suficiente, a que no te das suficiente amor. Tus problemas con tus hijos, con tu pareja, con tu trabajo, con el dinero, con tu salud; tu tristeza, tus miedos, tu bronca, tu stress. Es producto de que te la pasas haciendo y haciendo, escapando, justificando, postergando… y no le das tiempo al no hacer. A tu sanación.
Vuelve ahora y comprobarás por tu propia experiencia que no es tarde. Siempre hay una solución. Todo se puede reparar, inclusive la muerte misma. Toda la oscuridad, el dolor acumulado de años, la amargura de la vida, las peores experiencias del pasado, todas ellas desaparecerán con tan sólo cinco minutos de verdadera conexión con lo eterno, con lo que ES, con el Ser único brillante, resplandeciente, puro gozo y amor.
No importa cuánta oscuridad haya en tu vida, aprende a prender la perilla de la luz y se esfumará instantáneamente, de la misma manera que sucede cuando entras a una habitación. Puede parecer idealizado, un sueño, un milagro, una utopía. Pero te digo que ya he visto a muchas personas lograrlo. Así que, adelante.
-Fernán Makaroff-