No estamos hechos para vivir solos pero pasamos mucho tiempo insatisfechos con nuestras relaciones. Si algo falla lo importante es no acusar a los otros, sino tener flexibilidad mental.
Saber comunicarse y relacionarse es un aprendizaje continuo, es la aspiración que todos deseamos. No estamos hechos para vivir solo, somos seres ‘en relación’, sin embargo, nos pasamos mucho tiempo insatisfechos con nuestras relaciones de trabajo, de pareja, de familia, de amistades.
Cuando tenemos dificultades, casi siempre la causa está en los otros, pero ¿estamos seguros que esto es así?, ¿estamos seguros de haber aprendido a convivir con ellos?. Echar la culpa fuera no soluciona nuestro estar bien, aunque sigamos empeñados en hacerlo.
¿Hemos probado a utilizar otras estrategias?, por ejemplo, a modificar nuestros pensamientos ante el mismo problema. ¿qué cambiamos, lo externo a nosotros o nuestro interior?. Si puedes cambiar lo externo, ¡Enhorabuena!. Esto no suele suceder, normalmente la realidad (el otro, una situación etc.), no cambia, pero sí podemos cambiar la manera de situarnos ante la realidad.
CAMBIAR NUESTRAS IDEAS
Todos los esfuerzos que dedicamos a modificar directamente las acciones y las actitudes de los demás que nosotros consideramos que son la fuente de nuestros males estarían mejor empleados en cambiar nuestras propias ideas no-razonables. Es inútil pretender cambiar a las personas que nos rodean. Las exigencias son la fuente de todo problema de relación y convivencia. La repuesta de amor del exterior agrada y estimula, pero no te da más felicidad de la que tú ya dispones.
Comunicación, relación, diálogo, tanto se ha escrito de todo esto, y nos queda tanto por aprender, que a veces lo sentimos como una utopía.
Siendo breve en el tema, voy a exponer unos puntos básicos que puede ser útil tenerlos presente, después queda la tarea de cada uno que consiste en pasar a la acción.
ESCUCHAR AL OTRO
1) Comunicarse es escuchar con los cinco sentidos las necesidades del otro. Tratar de ponerse en su piel, desde el lugar conforme el vive y siente. ¿Qué difícil, verdad?. Cuando lo que solemos hacer es hablar de nosotros, interpretar al otro, cuestionarlo, aconsejar, etc., no cabe duda de que no hemos escuchado. Todo nuestro afán ha sido intentar hacer cambiar al otro, pero ese otro no se ha sentido escuchado.
EXPRESAR AFECTO
2) Comunicarse es expresar nuestro afecto. ¡cuántos saludos, abrazos, besos, caricias, palabras… quedan ocultos y nos llevaremos a la tumba!. Antes, en las familias se descuidaba la expresión de afecto, cuántos problemas de personalidad se dan por carencias afectivas. ¿Eres de los que no dan reconocimiento, ni caricias a los demás?. Entonces vives en una cueva, ¿a qué esperas?.
3) Comunicarse es admitir la diferencia, aprender a sustituir la frase de “esta persona se equivoca”, por “esta persona solo es distinta a mí”. Déjate de engaños y crearte dolor con exigencias. El otro es como es, porque, ¿quién se equivoca, él o yo? Desde el otro, no hay error, vive, piensa y actúa con su código personal diferente al tuyo. ¿Qué hacer entonces?. Habrá que aprender a negociar para que las necesidades de ambos queden cubiertas y aprender a vivir las diferencias. Todo un aprendizaje por realizar. “Lo que nosotros creemos defectos en los demás, solo es una forma de ser diferente a como nosotros haríamos las cosas”. Es necesario distinguir entre defecto y diversidad.
SER AUTÉNTICOS
4) Comunicarse es ser auténticos y espontáneos, expresando aquello que somos, sin careta, sin miedo a decir “no”, sin buscar agradar, sin intentar ser perfectos, sin tantear los pasos a dar por miedo al qué dirán. La comunicación real requiere ser auténtico, transparente: “Este/a soy yo me acepto como soy y así elijo relacionarme”.
Tener la libertad de ser como somos, de decir lo que pensamos, de hacer lo que creemos oportuno, pero… ¿quién nos impide ser libres?. El miedo ¿miedo a qué?, a los demás. Miedo a perder su afecto, su estima, su amistad, a estar solos.
Recuerda que lo que piensen los demás tiene que ver con sus valores o criterios, no con los tuyos. ¡Cuántas caretas puestas para buscar la aprobación de los demás!. ¡Y cuántos problemas de relación por ello!
RECONOCER LA LIMITACIÓN
5) Comunicarse es reconocer las propias limitaciones, los sentimientos y saber expresar aquello que te molesta. Aprender a pedir lo que necesitas, lo que te molesta, aprender a utilizar el diálogo. Dialogar no es intentar convencer a los demás de que tu verdad es la verdad.
Un reto es saber expresar sin acusar, sin herir, sin insinuar, sin sentenciar o juzgar, exponer de forma clara lo que tu sientes o deseas, comenzando por manifestarle tus sentimientos y tus deseos, dejando libre de juicio a la otra persona y de querer que reconozca lo que tú crees porque de lo contrario saldrás herido/a y el otro se defenderá.
Solo con el corazón y la voluntad de querer es posible aprender a relacionarse. Es una tarea que nos ayuda a ser felices. En la relación con los demás es imprescindible tener una gran flexibilidad mental.