Pssst! Me oís?… síi… a vos te hablo.
Esto que quede aquí, entre nosotros… despacito, casi susurrado.
Soy el elemental de tu cuerpo.
Sé que hasta ahora muy pocas veces me prestaste atención, y no te culpo.
Sé que estás ocupado con el trajín diario, con el trabajo y el viajón que tenés hasta allí, o congeniando los horarios de los niños entre la escuela, médicos y clases particulares.
Y me doy cuenta como se disparan los niveles de stress.
A veces te veo sumergirte en la maraña de los coches que van y vienen, y hacerte mala sangre por el taxista que te encerró, el bus que ocupa dos manos y no deja pasar a nadie o el flaquito que cruzó sin mirar el semáforo.
Pero lo peor es cuando tu mismo, tan enchufado como estás no te das cuenta que vas hablando por el móvil y descuidás tu seguridad y la de tus hijos que van sentaditos atrás y sin cinturones.
Te observo cuando llegás a casa y te conectás al aparato que sea.
No te bastó con estar todo el día a full, apenas tenér la oportunidad de relajarte en la comodidad del hogar, te llenás de ondas electromagnéticas múltiples, y si es posible, todas juntas: televisor, portátil, el celular de última generación porque es más rápido…. Como si el buen ritmo en tu vida dependiera de una velocidad de conexión wifi.
Te miro cuando cocinás lo primero que encuentrás en la nevera, bien congeladito y mal descongelado, sin ningún amor ni consideración por el alimento que meterás no solo a tu boca, sino a la de tu familia.
Y así cargan alimentos que satisfacen la barriga pero poco nutren los sentidos y el alma.
Por favor, bajá las revoluciones.
Descansá, tomate un respiro.
Eso!
Respirá despacio y profundo, llenate de agradecimiento y luz en cada inspiración.
Dejá ir rencores y tristezas con cada exhalación.
Hacerme un favor: piensa cada tanto en mí.
Sé que no pensarás en mí como yo lo hago en vos, con profundo enamoramiento, con total entrega incondicional, pero al menos hac el intento.
Recuerda que aquí estoy, creado por Dios y asignado como guardián incansable para tu bienestar físico.
Hablame, sienteme, reconoceme.
Desde que naciste te acompaño y protejo, regulo los procesos metabólicos, ajusto tus hormonas, controlo el flujo de sangre, coordino tu respiración y tu sueño, optimizo todas tus funciones biológicas.
Yo hago mi tarea lo mejor que puedo, pero sé que si me escucharas, podría hacerlo mejor.
Podrás hacer aunque más no sea, una notita y pegarla en la nevera donde me veas sonriendo y recordándote que estoy, que existo y que velo por ti?
Tomá te dejo esta lucecita para que me veas también en la noche cuando te cuesta conciliar el sueño.
Gracias amado Cuerpo, gracias Humano que me llevas adonde vas siempre contigo!
Tu amigo, Yo, el Elemental de tu Cuerpo.
BY
VERÓNICA HEILAND