Una guía que lo ayudará a resolver problemas de relación con otros.
A la hora de discutir sobre un problema, todos creemos tener razón. Sin embargo, imponer nuestro criterio por la fuerza sólo provoca más conflictos. ¿Cómo negociar con los demás para llegar a un acuerdo? Aquí se lo explicamos.
Ponernos de acuerdo con un jefe, una suegra e, incluso, con vínculos más cercanos, como nuestra pareja o nuestros hijos parece imposible en ciertas ocasiones. Sin embargo, no es tan difícil como aparenta. Sin necesidad de acudir a expertos, podemos emplear el sentido común y algo de astucia para lograr la “empatía” que nos permitirá comprendernos y dejar de estar en bandos opuestos. Vale la pena intentar relacionarnos pacíficamente con aquellas personas conflictivas, puesto que la vida es lo suficientemente valiosa como para perder tiempo precioso en disputas inútiles.
PRIMER PASO: LA AUTOCRÍTICAHasta la persona más equivocada cree tener razón, dado que cada individuo tiene su propio punto de vista sobre la realidad. Es por eso que, ante un conflicto de relación, debemos sentarnos a meditar primero qué es lo que motiva el enfrentamiento y si de verdad tenemos la razón que esgrimimos.
Porque siempre hay un punto intermedio de valoración; para alcanzarlo, hay que abrir la mente, no ofuscarse y ponerse en el lugar del otro.
Un examen de conciencia profundo nos hará saber si aquello por lo que nos enfrentamos es de verdad un asunto importante y vital, o si estamos intentando demostrar algo que no tiene conexión con el problema, sino con nuestros conflictos personales.
SEGUNDO PASO: ANALIZAR EL CONFLICTOAhora, es importante analizar el conflicto en sí mismo y ya no, a los participantes.
Porque todo tiene una causa y, también, un origen. Para clarificar este aspecto, que no siempre es obvio, resulta útil escribir en una hoja algunos ítems que pueden ayudarnos a develar cómo comenzó el conflicto y por qué. Entre las preguntas que escribiremos (y responderemos), podríamos incluir, por ejemplo:
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¿Cuándo y por qué comenzó?●
¿Lo generé yo u otra/s persona/s?●
¿Tiene solución posible? ¿Por qué?●
¿Cómo me siento ante el conflicto?●
¿Qué creo que sienten los demás?Recuerde que cada una de estas preguntas puede, a su vez, subdividirse en otras más específicas. Al formularlas, clarificamos el conflicto y, al responderlas, hallamos el principio de su solución.
COMBATES EN FAMILIALos conflictos en el seno de la familia suelen tener que ver con celos y rivalidades. La suegra celosa de la nuera; el hermano que se siente desplazado; la esposa que envidia a su cuñada; etcétera; los ejemplos pueden ser infinitos.
¿Cómo negociar con ellos? Lo primero es dejar de lado la indignación y la sospecha –muchas veces, infundada– de que esa persona desea perjudicarnos.
No importa si es verdad o no, ya que se trata de resolver el conflicto y posicionarnos en una actitud cariñosa, a pesar de que nos cueste. ¿Por qué? Porque lo que buscamos es una solución. Toda persona posee un niño interior que clama por ser amado y aceptado.
Esto significa que este tipo de conflictos –como otros- nos duelen por causas profundas y muy personales.
Por eso, si debe negociar con un familiar problemático, intente…
● Interesarse por aquellos temas que le gustan para tener un motivo en común que les permita conversar.
● Si es posible, procure charlar acerca de la niñez o de las experiencias pasadas de esa persona. Posiblemente, le abrirá su corazón y cambiará de actitud.
● Sincérese y dígale que no desea estar en conflicto con él/ella, que realmente busca un encuentro amistoso.
● Dialogue sobre los motivos que los llevaron a ese enfrentamiento y elijan juntos el modo de resolverlo.
● Aprenda a ceder hasta cierto punto, pero manténgase firme si intentan manipularlo.
● Recuerde la fecha de cumpleaños de la persona conflictiva, invítela a compartir un momento juntos, trate de integrarla al grupo de pertenencia. Recuerde que nadie es perfecto y que todos merecemos ser comprendidos.
DESACUERDOS LABORALESLos problemas por rivalidad entre compañeros, con jefes muy exigentes o que no valoran el trabajo ajeno son las causas típicas de las peleas en el trabajo.
También, puede que haya problemas entre socios por diferencias que generalmente tienen que ver con luchas por dinero o por poder.
¿Cómo negociar?Aquí, algunas estrategias que lo ayudarán, según de quién se trate:
■ Compañeros: Intente demostrarles que no busca quitarles su puesto. Abórdelos con cuidado para evitar discusiones y solicíteles lo que necesite con cordialidad. Demuéstreles que, aunque no lleguen a ser amigos, no deben temer, pues usted no es su enemigo. Busque temas de conversación banales, pero que les permitan divertirse, bromear o compartir algo juntos.
■ Jefes: Si tiene conflictos con un jefe abusivo, es tiempo de que se prepare para enfrentarlo con astucia. De nada le valdrá reclamarle, pues él está en posición de poder. Háblele directamente, sin apasionamientos y hágale ver la utilidad que usted le proporciona a la empresa o comercio. No exija, simplemente, exponga su situación y pídale que él se expida al respecto. Esto lo hará reflexionar.
■ Socios: Si se trata de socios, la relación debe ser más abierta y cercana. No discuta en las comidas. Invítelo a su casa o a un lugar confortable y háblele de sus sueños con respecto a la empresa. Averigüe qué es lo que él espera. Busque coincidencias y lime asperezas con un trato cordial y afectuoso.
CONFLICTOS DE PAREJALos conflictos de pareja son de diversa índole. Hay casos en los que no hay solución posible. Sin embargo, aún cuando sea necesario divorciarse, siempre se puede llegar a un acuerdo amistoso. Póngase en el lugar del otro, por más difícil que le resulte.
Intente llegar al fondo del conflicto. No busque a terceros para que intervengan a favor suyo. Demuestre al otro que, más allá de cualquier discrepancia, su mayor meta es seguir manteniendo el respeto y la consideración mutua.
- Citación :
- CONFLICTOS GENERACIONALES
Muchos conflictos tienen que ver con la diferencia de edad. Abuelos que se espantan ante la minifalda de la nieta. Padres que se asustan al escuchar el lenguaje de sus hijos. Niños que contestan agresivamente a sus padres o maestros.
Negociar supone, por un lado, poner límites necesarios (recuerde que el límite implica “cuidar” al otro, mientras que no ponerlos supone “descuidarlo”); pero, por otro, saber adaptarse a las diferentes épocas y ser tolerantes.
Muchas cosas son mejores ahora que antes y otras son iguales siempre. El sentido común nos dirá en cada caso cuándo exigir y cuándo ceder.