Una gran amiga me pasó hace unos días un cuento muy sencillo, pero precioso, que me gustaría ahora compartir con vosotros.
Dice así:
“Una noche, un anciano cherokee le habló a su nieto de la batalla que se libra en el interior de todo ser humano: “Hijo mío, es una pelea entre los dos lobos que viven dentro de cada uno de nosotros. Uno es la Infelicidad: el miedo, la preocupación, la ira, la envidia, la pena, la autocompasión, el resentimiento y el complejo de inferioridad. El otro es la Felicidad: el gozo, el amor, la esperanza, la serenidad, la amabilidad, la generosidad, la verdad y la compasión”.
El muchacho meditó sobre lo que acababa de oír durante un rato y luego le preguntó a su abuelo:
– ¿Y qué lobo gana al final?
El anciano simplemente le respondió:
– El que te dediques a alimentar.”
Interesante reflexión ¿no os parece? Resulta que invertimos aproximadamente 14 horas al día en hablar con nosotros mismos ¡¡14 horas!! ¡¡Qué pesados!! Y muy sorprendente es el dato de que más del 80% de nuestros pensamientos, de las cosas que nos decimos la mayoría de las personas, son negativos. ¡¡Más del 80%!!
Controlar esos mensajes depende únicamente de nosotros. Muchas veces no podremos evitar que nos aparezcan pensamientos pesimistas, desmotivadores e incluso crueles pero sí podemos reconducirlos y transformarlos en mensajes positivos o en reflexiones de las que podamos aprender.
Si el lobo infeliz te dice: “Siempre te pasa a ti porque eres un fracasado y todo te sale mal”
Que el lobo feliz le interrumpa para decir: “¿Qué ha ocurrido exactamente? ¿Qué puedo aprender de ello? ¿Cómo puedo hacerlo mejor la próxima vez?”
Y recuerda: los términos SIEMPRE y NUNCA son demasiado absolutos para los grises que tiene la vida.