Estaba ciego hasta que pude ver, que más alla de mirar es la esencia del ojo,
visión del Universo que espera ser vsita, desnuda e infinita. Cegatas eran mis pupilas hasta que vi la sombra del ángel en la luna. Esta sordo>; pero el agua en su cauce se abrió a la música y pude oir como si el mundo fuese mio las palabras del agua. Estaba detenido; pero mis piernas comprendieron la libertad del paso y mi cuerpo hecho a andar sobre las piedras vírgenes que nos aguardan en este mundo de caminos. Vivi deshabitado hasta que el fuego con su llama más sabia, conquito los recodos de mi naturaleza interna y fue un pueblo de luces en el alma.
En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, todos pueden ver pero pocos pueden comprender lo que ven. Pocos ven lo que somos pero todos pueden ver lo que aparentamos.