El inframundo maya: Xibalbá

Es un lugar mitológico de la cosmogonía maya, descrito como un mundo subterráneo regido por los espíritus malignos de la enfermedad y la muerte.
Con la llegada de los españoles a América, la traducción de lo que representa Xibalbá – narrada en el Popol Vuh (libro mítico sobre el origen del pueblo maya) – equivaldrá a la visión del infierno de la religión católica. Sin embargo, ambos conceptos se diferencian, ya que Xibalbá simboliza el espacio del sufrimiento y la enfermedad vistos como parte natural de la existencia, y no como un espacio espiritual en el que son castigados después de la muerte quienes han pecado en vida.
LOS DOMINIOS DEL INFRAMUNDO
Para los antiguos mayas, la muerte no era el fin definitivo de la existencia, sino que creían que el alma del difunto se trasladaba al Inframundo.
Aquel otro mundo se ubicaba en las entrañas de la tierra, bajo la selva y más allá de las masas de agua, constituyendo una especie de reflejo siniestro del mundo de los vivos. Sin embargo, a pesar de este carácter “oscuro”, este “otro mundo” es, en definitiva, la región de los muertos, la esfera de los dioses y los antepasados, que al morir se convertían ellos mismos en divinidades.
¿DÓNDE ESTÁ XIBALBÁ?
El Popol Vuh también relata las hazañas de los dioses gemelos: Hunahpú e Ixbalanqué. Ellos encontraron la cancha del juego de pelota maya que había construido su padre, y al jugar molestaron a los Señores de Xibalbá, por lo que fueron llamados a visitar el Inframundo, donde pasaron por varias pruebas y vencieron a los Ajawab de Xibalbá.
Se relata en el Popol Vuh que los héroes gemelos: “Después descendieron al camino que lleva a Xibalbá, de pendientes muy en declive. Habiendo descendido así, llegaron al borde de los ríos encantados de barrancos llamados Barranco Cantante Resonante, Barranco Cantante, que pasaron sobre ríos encantados con árboles espinosos; innumerables [eran] los árboles espinosos, pasaron sin hacerse daño . En seguida llegaron al borde del río de la Sangre, [y] allí pasaron sin beber. Llegaron a otro río, de agua solamente; no habiendo sido vencidos, lo pasaron también. Entonces llegaron allí donde cuatro caminos se cruzaban: allí fueron vencidos, allí donde cuatro caminos se cruzaban. Un camino rojo, un camino negro, un camino blanco, un camino amarillo; cuatro caminos”. (Popol Vuh. 12)
Es el sendero “negro” que se dirige hacia el encuentro con los “Señores de Xibalbá”, quienes tienen destinados muchos lugares de tormentos y castigos para los hombres.
Estos lugares son:

1. La casa oscura: en cuyo interior sólo hay tinieblas.
   
2. La casa del frío: donde sopla un viento insoportable.
   
3. La casa de los Tigres: donde se amontonan, gruñen burlándose del alma.
   
4. La casa de los murciélagos: donde éstos chillan y revolotean, y se asocian con la decapitación.
   
5. La casa de las navajas: donde el riesgo está en el filo y los cortes.
   
6. La casa del calor: donde solo hay brasas y llamas.
   

Sin embargo, los gemelos logran su victoria en el Inframundo, y así Hunahpú se convirtió en el Sol e Ixbalanqué se convirtió en la Luna.