"La fuerza con la que se manifiesta el espíritu determina la estructura mental de los seres vivientes. La fuerza espiritual del ser humano determina la configuración de los planos dimensionales que están por debajo de él. Afortunadamente, para la ecología de la tierra, el hombre no sabe cómo manejar su potencia, tanto etérica como astral y mental, porque, dada su escasa evolución, tal conocimiento acarrearía indefectiblemente la desaparición de la ecología y la suya posteriormente.
El espíritu es luz, es integración, al tiempo que expansión. En él no hay ignorancia y, por consiguiente, tampoco miedo.
El espíritu cuando anida en un hombre provoca en todos sus cuerpos una reacción en cadena que modifica la estructura de todos ellos. Si no hay un desarrollo armónico entre ellos, desaparece como especie de la misma forma que han desaparecido otros por falta de adaptación.
El hombre, gracias a su inteligencia, se adapta a las más variadas circunstancias ambientales, pero es incapaz de sobrevivir a los cambios espirituales si no hay una previa armonización en sus otros cuerpos. El cambio al siguiente escalón evolutivo supone un cambio espiritual, puesto que asume una mayor capacidad de expresión de su divinidad; si no está equilibrado, perece.
Cuando anida por primera vez el espíritu en el ser humano, se produce una reacción en cadena de tipo genético tanto a nivel mental, como etérico y físico, pues se debe de adaptar a la nueva configuración energética. A medida que evoluciona va siendo consciente de su papel en el cosmos y, por tanto, va aumentando su tasa vibratoria, lo que produce a su vez readaptación constante de sus otros cuerpos.
Se impone, por tanto, una armonización constante, pues, de lo contrario, surgen las disfunciones; es decir, cada vez que aumenta la consciencia, se debe conseguir una inmediata adaptación, so pena de sufrir momentáneamente disfunciones (normalmente pequeñas o medianas enfermedades). Cuando no se produce la adaptación y armonización, la disfunción es más grave y puede conllevar la muerte física.
Lo que debería importar es saber que ante una disfunción física ha habido una previa desarmonización entre una amplitud de consciencia y una armonización mental, etérica y física.
Normalmente, y como parece lógico, según lo anterior, hay una mayor amplitud de consciencia cada vez que nuestro consciente recibe información del subconsciente y la asume.
Para hacernos una idea gráfica, decir que la mente está presionando constantemente al espíritu para que se manifieste. Esto lo hace cada vez que se abre un canal limpio, y eso ocurre pocas veces, pero suele suceder en meditación o en manifestaciones de amor por otro.
En ese momento, se abre una vía espiritual que acciona sobre la mente y de la misma forma que ésta en genérico presiona al espíritu, cada uno de los cuerpos mentales presiona al inmediato superior; por tanto, el consciente presiona sobre el subconsciente para que éste se manifieste, a su vez, por resonancia; el etérico presiona a la mente y es presionado por el físico.
Todo este proceso es prácticamente simultáneo y obedece a la ley de evolución. Si en el proceso de manifestación de un plano superior no encuentra al inferior en armonía con él, se produce un bloqueo energético que da como consecuencia una disfunción física.
Cuando antes se hablaba de la ley de evolución se incluye, por sinónima, la ley de supervivencia.
Por último, decir que es importante ayudar a los que necesitan desbloquear sus nodos energéticos. A veces, sólo consiste en escucharles para que una disfunción desaparezca. Y es que la expresión oral de una problemática descarga la energía negativa que conlleva."
Simplemente recordar que: “SOMOS SERES ESPIRITUALES CON ESPERIENCIAS HUMANAS, NO SERES HUMANOS CON EXPERIENCIAS ESPIRITUALES”.
SIENDO LA MAYOR EXPESIÓN DEL ESPIRITU EL “AMOR”