El valor de contar con uno mismo

Y llegará, ¿Sabes? Llegará ese momento en el que todo te deje de importar. Mirarás hacia atrás y ya no dolerán las cosas que una vez dolieron, no habrá recuerdos que escuezan, porque se quedarán guardados en un cajón, olvidados. Las heridas se cerrarás y quedarán como marcas de anécdotas vividas.
Seguirás con tu vida, de otra manera. Aprenderás a reírte diferente, a darle importancia a otras cosas. Te alejarás poco a poco de todo lo que te rodea, te apartarás de aquello que te recuerde al pasado.
Y sin más crearás murallas a tu alrededor, buscarás la manera de sentirte protegido. Buscarás la seguridad necesaria para seguir adelante. Te olvidarás de tus sueños, tus metas. Te dedicarás a asegurarte el futuro.
Te dedicarás a trabajar, a hacer planes para que tu agenda nunca se quede vacía. Te llenarás de cosas sin importar si es lo que quieres, si lo buscas o si, realmente, lo necesitas. Te dará igual porque no pensarás, te limitarás a seguir por la vía más segura, más fiel.
Ya no hablarás tanto como antes, no serás aquella persona confiada que fuiste un vez. Aprenderás a mirar dos veces antes de cruzar y nunca caminarás con un pie delante del otro, por miedo a caer.
No te importará nada, porque no dejarás que nada te importe. No sentirás, porque impedirás que eso ocurra. Te llenarás de cosas que lo único en lo que pienses será en dormir. Y hasta eso intentarás controlar. Buscar la forma de que tus sueños no aparezcan.
Vivirás otra etapa. Nadie importará, ni siquiera tú. Vivirás ese momento de despreocupación, en el que todo da igual, en el que solo quieres que el tiempo pase. Y eso hará.
El tiempo pasará, las cosas seguirán igual, porque tú buscarás que sigan igual. Nada cambiará, si tú no lo haces.
Y entonces, un día, así sin más. Un día, de tantos, de esos que a veces parecen que sobran, te sentirás cansado de todo. Verás que sí, que te preguntarás que haces, que quieres, a dónde vas, que necesitas.
Te mirarás al espejo buscándote en tus ojos, en la sonrisa que has aprendido a sacar, intentarás verte en esa persona que te convertiste y verás que hay algo más tras lo que muestras. Te encontrarás en ese brillo que hay en tu mirada, en la sonrisa que siempre has guardado.
Y ahí, en ese momento, serás cuando te reencuentres contigo. Cuando recuerdes, cuando sientas y todo desborde. Te verás a ti y sentirás que nada más que tú importa.
Y en ese momento, todo cambiará.
Decidirás salir y buscar la pasión que olvidaste, dejarás la cautela a un lado y cruzarás sin mirar, solo para ver que puede suceder. Caminarás con un pie delante del otro y sentirás como te tambaleas, como pierdes el equilibrio. Entonces reirás y observarás el mundo que te rodea de otra manera.
Y ahí, es cuando el rumbo, tu rumbo, cambia. Recuperarás los sueños que un día dejaste tirados, desearás aspirar a más, querrás viajar y conocer. Ya no habrá encuentros baratos, porque no necesitarás sentir que hay alguien a tu lado, porque sabrás que te tienes a ti.
Romperás con la seguridad porque ya no será lo más importante. Tus días quedarán sin planes, porque prefieres probar y ver qué sucede. Valorarás el silencio, la soledad.
Te irás a otro lado por necesidad de cambiar y no por necesidad de huir.
Serás alguien diferente, el mismo cuerpo, pero otra persona. Estarás lleno de recuerdos que recordarás a tu manera, en ti habrá personas que has olvidado, pero que no te molesta que te acompañen en tu pensamiento. Ya no tratarás de pensar, porque pensar ya no te torturará.
Te atreverás a ir por diferentes caminos, no habrá pasos marcados, ni guías. Te dará igual si te pierdes, sabes que en algún momento te encontrarás. Las cosas ya no importarán tanto, el dolor no será algo que temas. Si tienes que sufrir, sufrirás. No pondrás impedimentos.
Poco a poco comenzarás a ser ese tipo de persona que muchos temen. Ese tipo de persona que sabe lo que quiere, que sabe que merece lo que da, que también necesitan que la quieran, que sabe pedir, de la misma manera que los demás piden.
Serás ese tipo de persona que sabrá irse en el momento adecuado y que sabrá romperse y recomponerse. No llenarás los vacíos con tal de no sentir que estás vacío, porque no quieres sentir, porque tienes miedo de lo puedas sentir.
Ya no habrá ese miedo, llorarás cuando debas hacerlo, te enfadarás y sabrás reaccionar. Ya no buscarás consuelo en cualquiera que se acerque, porque te tienes a ti. Sabrás que tú estarás siempre disponible para ti.
Y entonces, cuando sepas eso, que tú siempre estarás para ti, todo lo demás no importa. Si hay dolor, que exista el dolor, si hay soledad, que haya soledad. Sabrás que tras la tempestad viene la calma, que tú eres tu calma.
Te querrás más a ti que a nadie y nadie te querrá más a ti que a ti mismo. Y continuarás la historia que un día dejaste sin acabar. No habrá tiempos perdidos, si esos tiempos te llevaron a donde estás.
¿Sabes? Nunca te sentirás también como ahora, aún en medio de las lágrimas serás capaz de reírte, porque serás capaz de levantarte por ti mismo. Y ¿Hay algo más importante que eso? ¿Qué el valor de contar con uno mismo?