La confianza es un valor indispensable en el amor, el trabajo y en las relaciones.
La confianza a su vez, pide como valor indispensable la honestidad.
Es obvio que sólo los insensatos confían en un deshonesto.
La honestidad, iluminada por el amor, nos convierte en seres dignos de confianza y nos ubica bien en la vida.
De ahí que inspirar confianza y aprender a confiar deben ser una prioridad en nuestra vida para poder ser felices.
Tan serio es no confiar en nadie como confiar en todo el mundo. Se necesita sabiduría para practicar la confianza.
Lo ideal es que antes de creer en alguien lo conozcamos en profundidad y estemos seguros de su integridad.
Ahora bien, si de verdad queremos ser dignos de confianza, hace falta que nuestros principios sean el amor, el bien y la verdad.
Tres bases que sostienen con solidez nuestra vida y nuestras relaciones. Tres bienes que despiertan credibilidad y apoyo. Así ganamos confianza y disfrutamos de paz y estabilidad.
Autor desconocido.