La gran mentira de beber 2 litros de agua al dia

Beber más agua se ha convertido en un sinónimo de bienestar, pero la ciencia desacredita esa recomendación de beber unos ochos vasos de agua al día, o alrededor de dos litros por adulto.
 
Al parecer, el mito de beber ocho vasos de agua al día se remonta a una sugerencia del Consejo de Alimentación y Nutrición de los Estados Unidos (FNB), que concluyó en 1945 que cada persona necesitaba alrededor de 2,5 litros de agua al día.
 
Sin embargo, la propia FNB aclaraba en esa recomendación que la mayor parte de esa cantidad era ingerida diariamente a través de todo tipo de alimentos, algo que se omite una y otra vez desde entonces por simple ignoracia o por negocio.
 
El agua está presente en la gran mayoría de los alimentos que consumimos: la fruta y los vegetales son fundamentalmente agua, que también ingerimos al comer carnes y pescado o al beber zumos, cerveza, té e incluso café.
 
A menudo las llamadas a beber ocho vasos de agua al día o 2 litros de agua por persona se asocian con mensajes sobre un hipotético avance de la deshidratación entre la sociedad, lo que evidentemente está lejos de procudirse al tener más acceso que nunca a todo tipo de alimentos y bebidas que contienen agua.
 
¿Cuánta cantidad de agua hay que beber al día? Aaron E. Carroll, profesor de pediatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, desmonta el falso mito de beber ocho vasos de agua al día en una tribuna publicada en The New York Times y precisa que no existe una cantidad exacta recomendada por persona.
 
En realidad, cada uno necesita una cantidad de agua diferente dependiendo de su dieta, su lugar de residencia, su tamaño y estatura o sus hábitos de vida. Por lo tanto, resulta absurdo establecer una especie de cuota obligatoria como los ocho vasos de agua al día por persona.
 
¿Por qué se recomienda entonces beber ocho vasos de agua al día? La respuesta se esconde en el quién y, como casi todo, detrás está el dinero. En los últimos años se han multiplicado las noticias sobre una supuesta mala hidratación entre la población o unos niveles bajos de osmolalidad de la orina entre los menores, algo que a día de hoy todavía no se ha demostrado con datos.
 
El año pasado, por ejemplo, se publicó un estudio que aseguraba que la mitad de la población adulta española no se hidrataba correctamente que tuvo una gran repercusión en los medios. El estudio, realizado por Universitat Rovira i Virgili y la Universidad de Zaragoza, estaba financiado por Aguas Font Vella y Lanjarón S.A.
 
El agua siempre ha sido un negocio redondo que actualmente factura unos 1.000 millones de euros al año solo en España, pero ningún estudio hasta la fecha ha logrado demostrar que beber más agua aumente la esperanza de vida y ni siquiera que mantenga la piel más hidratada. Solo existen casos muy específicos -como los cálculos renales- donde se ha podido demostrar que una mayor ingesta de agua de lo normal tiene beneficios directos sobre la salud.
 
Eso sí, el doctor Carroll subraya que el agua es la bebida más recomendable de todas, pero evidentemente no supone una fuente exclusiva de hidratación para el ser humano. Y además, el cuerpo posee un excelente sensor que manda una señal para beber mucho antes de que se produzca la deshidratación en forma de sed, por lo que no hay que preocuparse por beber ocho vasos de agua al día. Es un falso mito, como el beber 2 litros de agua por persona.
 

[Fuente: The New York Times]

Totalmente de acuerdo. Beber por beber es una absurdez que solo servirá para tener a los riñones funcionando más de lo que deberian. Hay que beber suficiente para que los riñones trabajen de manera optima (no forzada por beber poca agua tampoco) para estar bien hidratados . Sinceramente, cada vez que oigo un consejo que desoye la fisiologia de tu cuerpo, me fio poco de él. Tenemos la sed, que es el mejor indicativo de que estamos bebiendo poco (en base a ella podemos aumentar la ingesta un poco para que no aparezca), y salvo en casos de enfermos o ancianos que tienen la sensacion de sed alterada, hemos de fiarnos de nuestro cuerpo, que es sabio