A la sombra del templo vimos un amigo mio y yo a un ciego que estaba allí sentado a solas. Mi amigo dijo:
Mira ahi tienes al hombre más sabio de la tierra.
Me separe de mi amigo y me acerqué al ciego, le saludé y nos pusimos a hablar los dos.
Cuando hubo pasado un rato le dije: Perdona mi pregunta ¿desde cuando eres ciego?
Desde que naci me contesto.
¿Que sendero de sabiduria sigues?
Soy astrónomo, contestó. Y poniendose las manos en el pecho añadió: Sí, contempolo todos los soles, lunas y todas las estrellas que tengo aqui dentro
En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, todos pueden ver pero pocos pueden comprender lo que ven. Pocos ven lo que somos pero todos pueden ver lo que aparentamos.