Hacer un trío es una de las fantasías más comunes, tanto para hombres como para mujeres. Y es maravilloso que no le temas al placer que pueden brindarnos las fantasías.
El problema principal que se presenta al convertir en realidad una ficción, es que raras veces se iguala, y muy pocas veces se supera.
En las fantasías todo es perfecto porque es tu creación mental… estás a cargo y en control de todo lo que te permites imaginar. En la vida real, sin embargo, no se puede estar en control de todo. Suele suceder que, luego de haberte imaginado una determinada situación y sus consecuencias, cuando se concretan y no se alcanzan las expectativas creadas a través de la fantasía, sobreviene la decepción, y por lo general, la fantasía pierde la carga erótica que antes tenía.
En el caso del Trío, compartir el cuerpo y la energía sexual con una tercera persona con la pareja principal, puede ser un reto para todos aquellos que decidan involucrarse en la actividad.
A pesar de poder avivar la chispa sexual con tu pareja, también se pueden presentar grandes conflictos y dificultades entre ambos.
Algunos puntos importantes que debes considerar para poder tomar una determinación definitiva son: ¿cuáles son tus límites sexuales? ¿Realmente quieres compartir a tu amante con otra persona? ¿Te sentirías cómodo o cómoda compartiendo sexualmente con alguien mientras tu pareja los mira? ¿Qué pasaría si decides parar pero tu pareja quiere continuar, o a la inversa? En fin, el análisis previo a la acción debe ser conciso, detallado y muy deliberado.
Desafortunadamente, nadie te puede decir si debes o no llevar a cabo la fantasía de hacer un Trío. Es simplemente una decisión a la que tendrás que llegar tú.
Realizar un trío puede traer una nueva dimensión a tu vida sexual, brindar variedad e intimidad a tu relación.
Por otra parte, también puede crear tensiones, inseguridades y celos. Piensa bien antes de actuar, y habla abiertamente del tema con tu pareja antes de tomar una determinación final. Recuerda que este tipo de decisión debe ser siempre consentida por ambos y que, una vez aceptada, también debe ser puesta a consideración de quien o quienes se sumen a sus encuentros sexuales.