Con ilusión es como se vive

i tienes un sueño, una meta a la que llegar, todo tiene sentido. Las ilusiones con las que vivimos cambian según tu edad y tus vivencias. De niño las ilusiones las hacían realidad tus padres y eran tan básicas como importantes. De jóvenes las ilusiones se plasmaban en conseguir la atención de alguien, en ver a tus ídolos de la música o del deporte. Más adultos, las ilusiones van desde tener cubierto lo material hasta la estabilidad económica o la afectiva.

Estas etapas de la vida cada cual las vive según su personalidad y entorno en el que nace y crece. En común tenemos todos que, sin ilusión en el día a día, cuesta trabajo levantarse cada mañana y vivir ese nuevo día, porque la ilusión es una medicina multiuso que tomada a diario te hace sentir siempre joven, contento y con fuerzas. Pero para ilusionarnos necesitamos pensar que todos somos necesarios e importantes, y que si no vivimos por casualidad, todo tiene un sentido, todo ocurre por algo aunque a veces no lo entendamos en ese momento.

Aunque tus padres no te compren las golosinas ni te den el trabajo que necesitas, tú puedes hacer de cada instante de tu vida algo mágico y único si te decides a sacarle partido a todo lo que tengas que hacer en cada momento. Tendríamos que levantarnos cada mañana con la ilusión puesta para vivir ese día lo mejor que podamos y sepamos. Las cosas más importantes puede que sean esas rutinas diarias vividas con una pizca de entusiasmo. Las metas grandes las consigues dando pasos pequeños a diario, y al llegar a la cima de la montaña te das cuenta de que lo importante no es haber llegado, sino haber disfrutado de cada paso que diste a diario por pequeño que fuera.

Esa fuerza que nos mueve para vivir, esa energía invisible que llevas dentro, se plasma en la ilusión que te hace el realizar cualquier tarea diaria. No se compra ni se vende el cariño verdadero o la ilusión, pero muchos se conforman con sucedáneos, y para una vez que se vive deberíamos de empeñarnos en encontrar lo natural y no quedarnos con estos sucedáneos.

Si quieres cariño verdadero, también debes buscar ilusiones sanas y verdaderas. Si te aceptas, si aceptas un poco más tu vida, cada día estás más cerca de tener ilusión y cariño verdaderos. Cuando pruebas a vivir cada minuto con un poco de alegría, te sientes más fuerte, tienes mejores ideas y te cansas menos. Es lo más cercano a sentirse ilusionado. Reflexiona un poco cada día para ver qué te ha hecho sentir alegre y con fuerzas, verás que en el fondo es una pequeña o gran ilusión por algo o alguien. Siempre hay motivos para estar ilusionados aunque sólo sea porque somos capaces de respirar, de hacer algo o de estar con alguien. Se vive mejor con ilusión, no se te olvide.

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