Poder volver atrás, al lugar donde vivimos una parte de nuestra historia de vida, es un regalo de reflexión, de recuerdos, de vivencias que nos hacen conscientes de cuanto hemos cambiado, crecido, vivido y, sobre todo, aprendido a lo largo del camino que hemos recorrido.
Hacerlo nos permite hacer un alto consciente y voluntario para reflexionar sobre la dirección y la velocidad que llevan nuestros días; hacernos preguntas esenciales como: ¿Queremos seguir viviendo de la misma manera?, ¿queremos rescatar algo de ese pasado? o ¿queremos hacer algunos cambios de hábitos, actitud o comportamiento para sentirnos mejor con nosotros mismos, con los demás y con la vida que llevamos? Esto último a tiempo de hacer ajustes que nos lleven a experimentar una vida plena.
Es posible que al volver atrás nos encontremos de frente con algún mal recuerdo, con las personas que nos hicieron daño, con la dificultad que enfrentamos. Lo más importante de tener esa experiencia será comprender que sea lo que sea que vivimos con cierta intensidad, ya pasó. Si descubrimos que todavía nos sigue afectando, que aun nos mantenemos después de tanto tiempo atados a ese momento negativo, tendremos la oportunidad de reconocerlo, aceptarlo y hacer uso del perdón para dejarlo atrás y limpiar nuestro espacio interior; es decir, los pensamientos, emociones y sentimientos negativos y alterados asociados a ese recuerdo.
Pero, si por el contrario, volver atrás nos conecta con recuerdos, lugares, personas y vivencias que fueron agradables y positivos para nosotros, tendremos también la oportunidad de sentirnos reconfortados, agradecidos y conectados con una parte bonita de nuestra historia de vida.
La mayoría de las veces, ir al encuentro con el pasado, aunque este sea cercano, implica conectarnos con la nostalgia y la tristeza; emociones que nos ayudan a reflexionar, a sacar conclusiones y a tomar decisiones para soltar los apegos, acomodar nuestros afectos y recuerdos de manera que no nos impidan estar atentos para disfrutar de todo lo bueno, lo importante y lo bello que también tiene nuestra vida en el presente. Habiendo mirado atrás con serenidad y alegría, podemos seguir adelante para continuar con nuestra vida, procurando no repetir los mismos errores del pasado.