Me conecto con la luz al descubrir mis propias tinieblas reflejadas en los ojos del “otro”, del hermano herido que resiente no reconocerse pero que en algún punto converge también con tu propia falta de reconocimiento.
Cuando hay dualidad, separación por distintas circunstancias en la vida de cada persona, aparece esa falta de apreciación y auto-reconocimiento, a veces consciente, a veces inconsciente.
Lo interesante es evaluar si lo que percibes en los demás proviene del SER o del EGO, así como lo que piensas y sientes dentro de ti, ¿quien actúa y dirige tu vida?
Cuando iniciamos un camino interior es fácil desviarse, dejarse arrastrar por la personalidad que se reafirma cuando entra el miedo al juego. Por eso es importante sostenerse enfocado en lo elevado, en lo sublime, en lo perfecto. Lo imperfecto no proviene del espíritu, así que debemos comprender nuestro lugar en el universo, lo que somos en esta experiencia, hacia donde vamos, lo que en esencia debe florecer de cada uno de nosotros.
Cuando me muevo en el miedo puedo fácilmente perder mi “enfoque”, “mi centro”, los fantasmas de la inseguridad o el temor se apoderan de mi, de lo más profundo y escondido salen de mi como si emanarán de mis entrañas, generando reacciones que desequilibran mi armonía y perdiéndome en la ilusión de la realidad, en el espejismo de lo que quiero ver o creo ver.
Si me muevo en el amor puedo ver claramente mis propios miedos y debilidades como lo que son, como una oportunidad para sanar, crecer, trabajando para evolucionar y trascender; e igualmente puedo encontrar en el “otro” lo puro de su Ser y de su esencia. no reflejo más nada sino el amor propio en la mirada del “otro”.
Cuando permitimos que lo separado, lo doloroso, lo ausente de luz entre en nuestras vidas podemos atraer precisamente más separación, más dolor y más vacío de luz.
MOVERNOS DEL EGO AL SER!!!!, esa es mi invitación, que prevalezca en todos el espíritu divino y perfecto, que brille lo mejor de cada uno de nosotros, que podamos construir una vida juntos vibrando en lo divino, unidos con Dios como fuente suprema y dejando de lado las travesuras del ego.
Al descubrirte desconfiando, dudando, juzgando, al ver que comienza a aparecer el miedo en ti, busca la VERDAD dentro de ti, en el “otro”, porque sólo a través de la verdad pueden limpiarse los cristales de las ventanas de los ojos.
La verdad emerge y brilla por encima del ego, la personalidad, el miedo.
La verdad nos muestra la luz porque prevalece por encima de todo lo que no es real.
La verdad, el amor, la luz provienen DIOS.
Fuente: Kathy Andarcia