Aunque es frecuente que ambos carguen con algo de responsabilidad en la provocación de situaciones de las que denominamos tóxicas, también es muy habitual que una de las dos personas sea la que aguanta y la otra la que presiona.
Lo habitual en una relación de pareja tóxica es que los buenos momentos no sean demasiados, que sean efímeros y que siempre vayan acompañados de la sensación de que no va a durar mucho de que se va a romper en cualquier momento. No obstante, como son pocos y son muy valorados se viven como grandes momentos y es por ello que se busca el modo de volver a ellos siempre que se puede. No te engañes, la búsqueda de la felicidad es algo que acompaña a la mayoría de personas y que no son capaces de reconocer cuando tienen delante. Me refiero a los momentos de paz en pareja que para muchas parejas es lo habitual mientras que para otras es algo deseado y casi no vivido.
Son esas parejas que se pelean para poder reconciliarse, la tensión del momento y la liberación de adrenalina les tiene enganchados y conscientemente o no buscan la discusión para poder volver a hacer las paces, es lo único que saben hacer. Si sientes que vives una relación de pareja tóxica es muy posible que creas que es lo que mereces, que no lo sabes hacer mejor, que no tienes que desear algo bueno. Tu autoestima está por los suelos. Esta es una de las causas más frecuentes para caer en una relación tóxica. Si estás leyendo este artículo y te sientes reflejado en lo que contamos de las relaciones de pareja tóxica te recomiendo que fortalezcas tu autoestima antes que nada. Una vez lo hagas verás las cosas desde otro punto de vista y serás capaz de detectar los abusos de tu pareja y de no tolerarlos sino de encaminar la relación hacia otro lado más ventajoso para ambos
Razones para caer en una relación tóxica
Como decíamos antes una de ellas es la baja autoestima. Las personas que ya tienen la autoestima minada no se valoran a sí mismas y no se rodean de personas que las valoren. Aunque tu pareja no te parezca un abusador en cierto modo lo es. Este tipo de personas busca a otras con la autoestima muy baja para poder ejercer su poder sobre ellas. En el fondo tampoco son fuertes ya que necesitan de alguien débil para reafirmar su fortaleza.
Lo que pasa es que unos demostramos la baja autoestima sometiéndonos y otros siendo los que someten. Son las dos caras de la misma moneda. Eso lleva a unos a vivir como víctimas y a otros a ejercer de verdugos. Ambos roles pueden ser asumidos indistintamente por un hombre o por una mujer. El, o la, que asume el papel de víctima lo hace porque necesita reafirmar ese papel que cree que le ha tocado vivir. De nuevo la autoestima tiene mucho que ver con todo esto.
El miedo a estar o a quedarnos solos también nos hace asumir relaciones de pareja que no son aconsejables y que no son sanas. Tememos perder a esa persona que nos parece que es la que nos mantiene a flote pero en realidad lo que está haciendo es colaborar en hundirnos cada vez un poco más. Uno empuja hacia abajo y el otro deja que le empujen. No culpes a tu pareja si de repente ves que te está pasando esto ni te culpes a ti en exclusiva. Este tipo de relaciones siempre son cosa de dos. Uno somete y el otro tolera. Así que el primer paso para superarlo es decidir dejar de someter a tu pareja o dejar de ser la persona sometida.
Puede que al otro le cueste aceptarlo pero si asumes y enfrentas el miedo a estar solo tu cambio puede implicar salvar tu pareja.
La rutina implica que aguantemos cosas que a otros les diríamos sin dudar que no aguantaran, estamos ciegos respecto a lo que son nuestras propias rutinas y vemos los defectos de los demás. Verlo todo desde un punto de vista ajeno es una buena idea, pregunta y déjate aconsejar por los que te quieren para ver la realidad desde un punto de vista externo y menos contaminado.
El miedo al futuro, a lo que puede pasar si esa persona te deja o si la dejas tú. El miedo a no cumplir con la función social para la que hemos sido educados. Un hombre puede sentir mucha responsabilidad con sus hijos y sentir que fracasa si deja a su pareja por culpa de su relación tóxica. Pero tienes que aprender a separar el hecho de ser marido con el hecho de ser padre. Lo mismo vale para ellas, puedes ser un buen padre o una buena madre sin necesidad de vivir una relación tóxica. Si vuestra relación no se puede recuperar no dudes que lo mejor para todos, niños incluidos, es tener unos progenitores felices aunque vivan separados. El tiempo que pasaréis con ellos será de calidad y no educaréis con el ejemplo de la relación tóxica. Si quieres evitar que tus hijos cometan tus errores no se lo muestres como si no lo fueran.
El miedo a quedarse solo o a ser una divorciada que todos van a rechazar puede hacerte tolerar cosas que no recomendarías a nadie. Tener una buena autoestima te permite tomar distancia y ver las cosas con un punto de vista limpio. Sentir que tienes el control de tu vida es el primer paso para solucionar una relación de pareja tóxica o para librarte de tu pareja cuando la relación ya no tiene solución.