Según las investigaciones, al menos una vez en la vida todo ser humano pasará por alguna vivencia lúcida mientras está soñando. Es como si fuese una especie de despertar, pero sin estar despierto.
¿Y tú? ¿Por casualidad has pasado por la experiencia de estar durmiendo y de repente percibirte despierto y consciente dentro de tu propio sueño?
Si la respuesta es positiva, o incluso si de momento esto aún no te ha ocurrido, que sepas que es a través de los sueños y mediante el ejercicio de algunas prácticas como se promueven estados de lucidez en ellos, que cualquiera de nosotros, por esa vía de acceso, puede despertar conociendo más e in situ la multidimensionalidad. Con el tiempo de práctica, varios portales de conocimiento se abren en la posibilidad de conquistar más conocimientos acerca de sí mismo, de la existencia y sobre el universo. Para alcanzar este nivel, es preciso hacer ejercicios diarios que activen los canales de lucidez y de autonomía creativa.
Por medio de sueños lúcidos también es posible descubrir soluciones para las más diversas cuestiones.
Muchas personas pueden tener una noche de sueño reparador si duermen unas 6 horas seguidas, y es en ese período de tiempo cuando suelen ocurrir entre 4 a 6 ciclos de sueño, y en el cual soñamos. La fase en que los sueños son más intensos es la denominada REM, en ella ocurre el movimiento rápido de los ojos, algo mecánico promovido por nuestras funciones cerebrales. Hay estudios que demuestran que los sueños lúcidos ocurren en la fase REM.
El hecho de poder acceder a nuestro cerebro, en un estado diferente de cuando estamos despiertos, nos habilita a presenciar situaciones muy distintas de lo habitual. Las conexiones que se hacen son de otro orden y, gracias a eso, acaban por venir con otros códigos de comprensión. En el estado de sueño lúcido la información recibida viene en bloque y de modo simultáneo. Con el tiempo, la traducción lineal y más racional sobre lo que ocurre “del otro lado” se va haciendo más fácil.
A saber, nuestros cerebros son modelos de interferencia y según las perspectivas de la Física Cuántica, estemos o no durmiendo, a todo momento somos bombardeados por una serie de ondas de informaciones. La diferencia es que cuando estamos despiertos, inconscientemente solemos no permitir este acceso. Mientras dormimos, en cambio, nuestras mentes permanecen en un estado en que se encuentran sin filtro alguno para captar informaciones y frecuencias de todo orden; en gran parte funcionan como antenas parabólicas que captan e irradian innumerables contenidos.
La idea de desarrollar lucidez en los sueños y de buscar de modo consciente más respuestas para nuestro desenvolvimiento puede empezar al decidirnos a desarmarnos de nuestras mentes racionales repletas de creencias infundadas sobre nuestras existencias y más allá. Como consecuencia, mientras dormimos, nuestros cerebros más que nunca funcionarán como radares al servicio de captar y traer el conocimiento necesario que el receptor, en este caso nosotros mismos, deseamos y tratamos de saber.
Al permitirnos revaluar conceptos sobre el tiempo y el espacio, sobre las posibles realidades localizadas entre la muerte y la vida, por ejemplo, es cierto que correremos un riesgo de dar una nueva dimensión, de modo drástico, a todas las creencias que teníamos hasta entonces sobre la finitud.
En la experiencia lúcida durante el período de sueño la capacidad perceptiva queda altamente ampliada, tenemos sentido crítico y podemos percibir todo al mismo tiempo. Podemos saber, inclusive, cómo y dónde estamos y asumir el comando del supuesto sueño. En ese estado podemos hacer lo que queramos. No hay límites.
La experiencia del conocimiento que viene suele ser siempre impactante en la vida de las personas. Existe la oportunidad de poder surfear en la vida sabiendo mucho más sobre este y otros sistemas y a menudo de modo tremendamente distinto de lo que nos fue enseñado como verdades absolutas acerca de todo.
También podemos tener la experiencia de la vivencia multimodal, que es cuando trascendemos el paradigma tiempo y espacio, pudiendo viajar por las múltiples realidades. Hoy día la física cuántica explica esto.
Podemos infinitamente, sólo es preciso no ser nuestros propios impedidores, o sea, en la medida de lo posible, no sabotearnos.
Una meditación, un foco definido y mucha presencia y sabiduría en cada micro-elección, inaugura el camino de la lucidez y de la autonomía del Yo en cual dimensión podamos estar.
Nuestra naturaleza, haciendo una analogía, es la de surfear en varios universos. ¿Por qué no hacer uso de esa capacidad, estando literalmente despiertos?
La Terapia Psicocuántica promueve la percepción de asuntos que trascienden el conocimiento común, pero que tienen mucho sentido para estructurar, ensanchar y sedimentar a la persona en lo que en ella es mejor, y también en lo que puede venir a ser.