Existen momentos en los que nos impacientamos y tenemos grandes posibilidades de
boicotear nuestro éxito potencial como consecuencia de la impaciencia, es decir, del deseo de querer que nuestro deseo se haga realidad de forma automática. Puede que estemos en el camino adecuado para cumplir nuestras metas pero cuando nos dejamos llevar por los miedos, entonces, podemos tirar por la borda todo el esfuerzo realizado. Existen momentos en los que la realidad no te indica que algo es imposible sino que tendrás que esperar para conseguirlo. La paciencia es una gran virtud pese a que en determinado momento produce emociones que son
incómodas. ¿Qué hacer cuando el éxito depende de tener paciencia?
Cómo entrenar tu paciencia
En primer lugar, para entrenar tu
paciencia, tienes que centrar tu atención en más de una meta con el objetivo de tener distintos focos de motivación en tu rutina. Es importante no depositar todas las expectativas en un solo lugar para así tener distintos niveles de
motivación gracias a una buena compensación en la balanza emocional.
Además, no sólo es recomendable tener
metas a largo plazo sino también expectativas más a corto plazo que ofrecen la posibilidad más real de practicar el carpe diem.
Saber esperar por aquello que amas
La espera también pone a prueba el grado de
compromiso que sientes por un objetivo en concreto. La espera fortalece tu fuerza de voluntad, tu capacidad de superación y te da la posibilidad de optimizar tus recursos buscando incluso un plan B. Para no tirar la toalla ante los obstáculos conviene ser realista con uno mismo para analizar si han sido agotados todos los recursos o es posible hacer algo más para luchar por esa meta deseada.
Para tener
paciencia es recomendable apostar por un diálogo interior constructivo con el objetivo de elevar el nivel de motivación.
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