1. Cuenta lo que te gusta. A menudo pensamos que es la otra persona quien tiene que saber lo que nos excita, en especial si llevamos un tiempo de relación. Gran error. Cada persona es diferente y no somos adivinos/as. Si te da vergüenza usar un lenguaje muy explícito prueba a indicárselo con sonidos de placer cuando se acerque a esa zona o agarra su mano y colócala en los sitios donde quieres que esté. Haz tú lo que te gustaría recibir. Deja que te vea masturbarte. Muchas veces nos han enseñado que el sexo es sota, caballo y rey. Hay miles de posibilidades. Besar, Lamer, morder, susurrar, acariciar zonas diferentes. Díselo. Aprovecha una película en la que salga una escena parecida, una conversación con otras personas en las que esté presente. Hablad de vuestras fantasías eróticas. Es cierto que no es lo mismo fantasía que deseo (algunas fantasías no deseamos llevarlas a la práctica en realidad), pero el simple hecho de comentarlas puede ser muy excitante. Prueba. Quien no arriesga, no gana.
2. Ayúdate de “accesorios”. Y con accesorios me refiero tanto a cosmética sensorial, (lubricantes que ayudan a la masturbación, aceites para los masajes), como a juguetes eróticos que vibran para estimular más rápido el clítoris, como a relatos que hacen volar la fantasía, películas porno adaptadas a nuestros gustos, velas o incienso que proporcionen un olor agradable, vendas para los ojos y disfrutar más de otros sentidos, algún amarre para indicar quien quiere “dejarse hacer”, etc. Si quieres acudir a una tienda erótica, perfecto, puede darte ideas. Si no, seguro que imaginando o hablando con gente puedes obtener trucos para crearlos con objetos de casa. ¿Quién no tiene internet, un lazo, una ducha…?
3. Planifica vuestros encuentros. Este punto es sobre todo para aquellas parejas que no tienen tiempo para las relaciones sexuales. Existe el mito de que el sexo surge y suele ser así al principio, pero muchas veces el trabajo, las responsabilidades familiares, el estrés o las preocupaciones se imponen. Preparad una cita romántica, un clima erótico y simulad el cortejo que teníais al principio. Obligaros a tener tiempo para un encuentro sexual significa no tener excusas para decir que no, reservar tiempo para vosotras/os, disfrutar de ese baño caliente que nunca usáis y evitar las discusiones por el tiempo que hace que no os dedicáis a la/s pareja/s.
4. Improvisa nuevos lugares. Este punto se contrapone un poco al otro. Se trata de romper la rutina. ¿Quién dice que hay que tener sexo en el mismo sitio? Sed atrevidas/os. Y si os pillan… ¿Qué? No hay nada malo en las relaciones sexuales. Un cine, un baño, la casa de vuestras amistades, la cocina, el suelo, el sofá. Quizá descubráis un lugar más morboso que la cama. O no. Quizá volváis a la cama dando gracias por lo cómoda que es.
5. No forcéis a la parte menos demandante. En parejas monógamas, especialmente cuando la relación se hace estable y duradera, un miembro de la pareja suele tener un ritmo diferente al otro. No existe una frecuencia “normal”. El sexo no se negocia, tiene que apetecer. Hablad con la persona. Quizá le apetezcan otras cosas. Si es mujer, recuerda que el sexo no es sólo penetración. Si es hombre, recuerda que no siempre tienen que estar dispuesto. Para ambos, la responsabilidad de tu placer está en ti.
6. Usad métodos anticonceptivos y erotizadlos. Os quitarán muchos quebraderos de cabeza. El preservativo puede ser un juego erótico en sí. Ponerlo con la boca, acariciar los genitales al colocarlo, inventar una historia de por qué se está usando… Obviamente sobra decir que la marcha atrás no funciona, porque “antes de llover chispea”, a veces no confías en él y ni él mismo debería confiarse tanto, etc. Incluso en parejas estables, las enfermedades de transmisión sexual pueden estar presentes.
7. “El sexo tiene que ser normal, de una determinada manera, si no, lo que yo hago está mal”. Cada encuentro sexual, cada pareja o no pareja es único/a. Recibimos mensajes de lo que es normal o no cuando cada cual puede hacer lo que quiera con el único límite de no hacer nada que la otra persona no desee. Varios ejemplos. En la fantasía todo vale, aunque pienses que la tuya es perversa. Se puede disfrutar mucho sin llegar al orgasmo, los preliminares no son tales sino que son parte del sexo. En la sexualidad de algunas personas ni están presentes el coito ni los genitales. La mayoría de las personas no llegan al orgasmo a la vez, tienen que parar, seguir. Hay parejas que les va bien en el sexo pero mal en el amor y viceversa. Hay sexo entre dos mujeres, dos hombres, transexuales, tres personas, una persona sola, parejas ocasionales, parejas ancianas. Tres veces al día, una vez a la semana, una vez al mes, una vez al año. Incluso hay parejas que pactan estar con otras personas o no tener sexo nunca. Mientras esté bien para quienes participen, todo vale. Viva la diversidad.
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