Conviven en la misma escena un grupo de personas: Una que habla de sus problemas con la artrosis, otra que gruñe, tres que ponen verde al novio de la hermana y otra que mira al suelo, deseando que termine la función para desaparecer.
El fotógrafo aparece listo para disparar.
¡Una sonrisa, por favor! Ahora es cuando todos se agrupan y curvan sus boquitas mientras pronuncian al tiempo:
PA-TA-TAAAA…Hizo falta un disparo para provocar un puñado de sonrisas. ¿Eres uno de los que sonríen sólo para la foto?
Quiero suponer que la respuesta a la pregunta anterior es NO. Si estás aquí leyendo, pienso que concordamos en que aderezar el día con cuantas sonrisas podamos
produce bienestar a quienes se las dirigimos. Y, desde luego, también disfrutamos nosotros cuando son otras personas quienes nos dedican ese gesto.
Además, nuestra sonrisa no sólo agrada a los demás, sino que también es
beneficiosa para nosotros mismos. Cuando sonreímos enviamos a nuestro cerebro un mensaje importante:
Tranquilo, majo, que todo está bajo control.
Por último, algo lógico:
Cuanto más practiques, mejor; menos te costará sonreír y aumentarás tu bienestar.
Por supuesto, también habrá largas o trágicas jornadas en las que tengamos tantas ganas de sonreír como de que nos abrasen los pies con cal viva. De acuerdo. Ésas las pasamos todos.
El caso es que, aun en un día nefasto, puedes encontrar un momento que bien merezca una sonrisa, aunque sea pequeñita o casi fingida.
Inténtalo. Busca un poco. Y, si no lo hallas, confía en el día de mañana.
En lo que a hoy se refiere, deseo que disfrutes de muchas sonrisas a lo largo del día y que los demás también disfrutemos de la tuya, si es posible.
http://tusbuenosmomentos.com/2010/05/una-sonrisa-por-favor/