Sonríe más. Ríe más. Y aunque te parezca ridículo, si no crees tener motivos para hacerlo, búscalos. Si tienes problemas, recuerda que no eres el único. Recuerda que, te guste o no, es así como funcionan las cosas en este plano. Si tienes problemas, enfrentándolos con fastidio y malhumor sólo lograrías empeorarlos. En más de un área de tu vida tienes motivos para sonreír. Enfócate en ellos y hazlo. Sonríe aunque no lo sientas y mucho antes de lo que supones tendrás ganas de sonreír. Darte manija en negativo demanda tanto o más trabajo que hacerlo en positivo. Mueve la manija de tu actitud en positivo y sonríe riendo mientras te das cuenta de que aquellos problemas, en realidad sí tenían soluciones, sólo que tu mala onda no te estaba dejando verlas.
Gabriel Sandler