Están en cualquier espacio sobre el que la visión se agudice. En la mayoría de las ocasiones, cuando la mente está relajada y sólo atiende al instante presente, la persona siente a su alrededor la presencia de quienes existen en frecuencias paralelas más sutiles, pero comparten nuestra dimensión. Cada vez son percibidos con mayor frecuencia, mayor claridad. Y los diálogos entre los múltiples “ellos” y nosotros, se van complementando con dosis de comprensión y claridad en la comprensión sobre los intereses de unos y otros.. Cuando el ser atraviesa el primer velo, cuando deja el cuerpo físico, la comunión con la realidad material no se desvanece con la rapidez que se presuponía, según la creencia popular y aquella que les interesaba inculcar a la mente humana quienes también alteran la existencia en las frecuencias donde la vida sigue o la vida previa a la encarnación. No sólo avistamos la alteración sobre nuestra vida ordinaria, sino que, la dirección de nuestra voluntad se origina en planos que aún nos cuesta aceptar. Incluso en la muerte, el ser es manipulado por fuerzas difíciles de “leer” en ambos planos, hasta que la voluntad humana adquiere el conocimiento, lo acepta, lo integra y lo experimenta que va más allá de lo que perciben nuestros sentidos básicos. Si la voluntad se activa cuando aceptamos que existimos en múltiples frecuencias que están intrínsecamente ligadas a la cristalización en la materia, si aceptamos que los universos mentales son anteriores a la materialización, y que el concepto bondad-maldad sólo existe en la forma de existencia donde el ser enfoca en un determinado lapsus existencial y deja de ser operativo en otras frecuencias o dimensiones con formas de inteligencia muy diferentes a la nuestra y con objetivos igualmente diferentes, la manera de comprender y actuar en los nuevos universos que se nos presentan varían hasta la mutación total. Mientras la persona y su pequeña voluntad no acepten su autoridad sobre la múltiple capacidad de existir en el multi-mental universal del ser y sus vehículos de fluidez o manifestación correspondientes, siempre estará a merced de extrañas y muy variadas corrientes de existencia , que buscan, de igual manera, su centro y aumentar su inteligencia y voluntad hasta la fusión en aceptación con su primer Sol-Centro Creador..
Más allá del más allá que algunos, aún pocos intuyen, existen un mundo de posibilidades donde la Mente estructuradora va creando espacios, conceptos, posibilidades que todas las criaturas pueden horadar y experimentar para su propia expansión y su concepto de existencia universal. Mientras la mente del hombre no se active en su centro motor voluntad-mente superior- sabiduría-amor, y obre según su propio valor e intuición, será parte de una forma de existencia basada en el parasitismo cósmico. Cuando la voluntad se activa a favor del Yo Grande y Dios, la consciencia se modifica y tiene la opción de salir de los universos alimento-parásitos. Pero, ¿quién lo determina? ¿Quién determina esa activación, la posibilidad de alcanzar nuevas formas de creación libres del parasitismo cósmico?
El Yo de cada individuo que acepta la multi-creación y la multi-mente y su derecho a ejecutar todas sus posibilidades, sin injerencia de ninguna otra entidad. Y esto se gesta, se genera y se dilucida, no en la Tierra material.. No. Sino, en los planos superiores de la mente de los que depende la cristalización de todo lo que sucede en nuestro Planeta…
Hay millones de entidades coexistiendo con nosotros en múltiples frecuencias en nuestra propia dimensión.¿ Qué no habrá más allá de nuestra dimensión y qué muy diferentes formas de existencia y de comprenderla y manifestarla o proyectarla nos espera a la voluntad valiente que acepta su absoluta identidad con su Yo y con su Voluntad Superior?
Eso, ese Impulso Sagrado a expandir el Yo y conocer el resto de la Creación, eso…es Amor.
Isabel De La Fuente