El hambre no es solamente una sensación que experimenta el cuerpo físico. Podemos comer hasta la saciedad y estar aún hambrientos. ¿Por qué? Porque, aunque el cuerpo físico esté ya satisfecho, el cuerpo astral continúa deseando. En principio, existe una armonía entre ambos: normalmente, si el cuerpo físico ya está satisfecho, el cuerpo astral también lo está.
Pero puede producirse un desequilibrio: entonces el cuerpo físico tendría aún necesidad de comida, mientras que el cuerpo astral ya estaría saciado; o bien es el cuerpo físico el que ya está harto, mientras que el cuerpo astral desearía aún seguir comiendo.
Se puede encontrar este mismo desequilibrio en el campo de la sexualidad. Aunque su cuerpo físico está ya satisfecho, hay seres que continúan teniendo hambre en el plano astral, y esto es terrible: su cuerpo físico ya no puede más, pero su cuerpo astral que continúa deseando, reclamando, sin saciarse nunca, les hace vivir los tormentos del infierno. Esta falta de correspondencia entre los planos físico y astral, no sólo acaba destruyendo su salud porque agotan su cuerpo físico, sino que este desequilibrio puede acabar extendiéndose incluso al plano mental y desencadenar en ellos graves trastornos: perversiones, locura.
Omraam Mikhaël Aïvanhov