Con esta práctica lo que se suele buscar es una privación total de los sentidos, y una inmovilidad total. El cuerpo entero se envuelve como si fuera una momia (de ahí su nombre) y se suele colocar sobre una superficie generalmente plana. Como siempre, para evitar riesgos innecesarios, y que la experiencia sea satisfactoria, es conveniente saber qué es lo que se hace.
A la persona momificada se le priva de varios sentidos, del gusto, del tacto, del oído, de la vista, aislándolo así de estímulos exteriores. Sólo le queda el sonido de su propia respiración, lo que le hace experimentar un sentimiento de vacío en el que pierde la conciencia del tiempo y le obliga a concentrarse en todo lo que siente.
La privación sensorial (restricción total o parcial de estímulos de uno o más de los sentidos) ha sido usada en tratamientos de medicina alternativa y también como método de tortura y castigo. Por ejemplo, la terapia de flotación es un tratamiento que utiliza la privación sensorial, dentro de un tanque o sala de flotación, para actuar como alivio del dolor y la eliminación del estrés fomentando además el pensamiento “con ambos hemisferios del cerebro”. Pero si bien un período corto de privación sensorial puede relajar, la privación prolongada en el tiempo de experiencias sensoriales puede provocar ansiedad o depresión entre otros síntomas.
Una momificación, libremente aceptada, es otro asunto. Una vez asumida la impotencia de la situación, y mientras no te entre el pánico, la sensación de vacío es liberadora porque el tiempo desaparece y todo se vuelve lento y relajado; te ayuda concentrarte en tus pensamientos estando obligado a centrarte en ti mismo.
Para conseguir una mayor privación sensorial en los oídos se pueden usar tapones para anular este sentido. Los ojos, por descontado, se tapan para privar al sumiso del sentido de la vista. Para aumentar la sensación de aislamiento, los brazos y piernas se pueden envolver por separado, de esa manera ni siquiera hay roce de piel entre las piernas o entre un brazo y el cuerpo.
Se puede acordar de antemano el tiempo que va a durar la momificación. Esto es algo que depende de los participantes, de su experiencia previa, etc. En principiantes es aconsejable que la persona momificada tenga la boca libre por si necesita pedir algo o le entra el pánico.
Como momificar
Aunque hay muchas maneras de momificar, la más habitual es envolver al sumiso con plástico de envolver alimentos. La ventaja de este método es que es más sencillo y además barato. El plástico más común es totalmente transparente y permite cierta visibilidad del cuerpo del sumiso, pero también los hay de colores traslucidos. También se pueden utilizar vendajes de paño o látex unidos mediante cinta adhesiva.
Las llamadas “camas de látex” son otra forma de momificación. Son como unos sacos de látex donde se hace el vacío del aire (parecido a las bolsas de embalar alimentos al vacío) de forma que el cuerpo queda totalmente inmovilizado sin necesidad de nudos, cintas o hebillas y mediante un tubo tiene permitida la respiración.
El plástico de envolver se suele usar en combinación con cinta adhesiva. Se empieza vendando los ojos para asegurarnos que el momificado no pueda ver. Es conveniente dejar la nariz y la boca libres para una correcta respiración (sobre todo en principiantes); aunque mucha gente deja sólo la nariz libre y tapa la boca para evitar sonidos. Es muy importante comprobar bien que los orificios nasales están bien abiertos y que no hay ningún problema de respiración, así como también que los orificios nasales y la traquea no se sientan bloqueados ya que ésto puede provocar sensaciones de asfixia.
Es más fácil envolver a alguien con la ayuda de otra persona que sujete al momificado en posición vertical mientras lo envuelves, y que luego te ayude a colocarlo y ponerlo horizontal una vez has terminado. Se recomienda hablar al momificado a medida que lo envuelves para tranquilizarlo, sobre todo si es la primera vez, ya que es probable que se asuste de las sensaciones que tiene.
Aunque el proceso se haga más largo, es bueno empezar envolviendo brazos, manos, piernas y torso por separado, porque de esta manera se consigue mayor sensación de aislamiento. Además la inmovilidad aumenta porque el plástico se adhiere entre sí al estar en contacto.
Después se pasa a envolver los hombros y el torso en dirección hacia los pies.
En cuanto a los brazos hay dos maneras de colocarlos, o bien ambos brazos pegados a los laterales del cuerpo y paralelos a éste, o con los brazos cruzados sobre el pecho en forma de aspa (X). Cualquier otra posición no es aconsejable. Nunca se debe momificar a alguien, por ejemplo, con los brazos a la espalda.
Luego se envuelve la cabeza asegurándonos de que los orificios nasales quedan bien abiertos y hay una correcta respiración. También es frecuente dejar los genitales al aire para tener acceso a ellos.
Por último, el plástico de envolver puede reforzarse con cinta adhesiva (suele usarse sobre todo en rodillas o brazos).
La momificación es un proceso que requiere tiempo y hay que disfrutar del acto en sí mismo. No debe hacerse con prisa.
La vuelta a la realidad
Cuando recuperas algunos sentidos, después de haber estado privado de ellos, puede suponer necesitar un tiempo para acostumbrarse. De repente los sentidos que “despiertan” se magnifican, y es por ello que conviene darle tiempo al sumiso para que se aclimate poco a poco y la vuelta a la realidad no sea un cambio demasiado brusco.
Durante la momificación se suda mucho y es más que probable que al liberarlo del plástico el sumiso sienta frío, por eso se aconseja tener algo a mano para taparlo.
Precauciones
Tener a mano unas tijeras de punta roma por si hay que cortar rápidamente para liberar al momificado.
Es conveniente dejar la nariz y la boca libres para una correcta respiración; aunque mucha gente deja sólo la nariz libre y tapa la boca para evitar sonidos.
Comprobar que los orificios nasales están bien abiertos y que no hay ningún problema de respiración.
Si va a estar mucho tiempo momificado hay que darle agua a menudo porque se puede deshidratar fácilmente, ya que sudará mucho.
Abstenerse de momificar en días de mucho calor. Dentro del plástico se pueden alcanzar altas temperaturas.
Si el momificado entra en un estado de pánico, tranquilízalo mientras le destapas rápidamente los ojos y hazle contar lentamente del 10 al 1. Esto le hará concentrarse en los números y salir del “shock” inicial y recobrar un poco de tranquilidad mientras le liberas.
Ten a mano algo para envolverlo cuando lo liberes del plástico porque sentirá frío, y porque le ayudará a que la vuelta a la realidad sea más placentera.
Suele recomendarse no dejar envuelto al momificado (si es novato) más de 15 minutos. Ten en cuenta que el tiempo pasa muy lento mientras estás momificado. Con la experiencia cada cual irá encontrando su tiempo.
Colocar cierto tipo de acolchado (toalla o algodón) entre las rodillas y los tobillos puede evitar molestias en esta zona al momificado.
http://blog.planetabdsm.com/momificacion/