Las plantas y los animales son por lo general muy sensibles a los lugares alterados, aunque paradójicamente algunas especies las evitan, y otras se benefician con estas energías.
Influencias de las zonas geopatógenas en el reino vegetal
Los árboles tal vez sean el ejemplo más notorio que se puede observar sobre la influencia de una zona geopatógena. Árboles con signos de crecimiento anormal como tumores, malformaciones y retorcimientos, o inclinados hacia los costados, son prueba de ello.
Las zonas geopatógenas son pobres en nutrientes, llegando en algunos casos hasta tener tres veces menos la cantidad de nutrientes que una zona neutra. De esta manera, el crecimiento de muchas especies vegetales y frutales se retarda, florecen más tarde y lógicamente tienen menos defensas para combatir las plagas. De la misma manera, las semillas almacenadas en una zona perturbada pierden su poder germinativo.
También el proceso de fermentación del vino se ve afectado, los vinos criados en zonas inestables pierden calidad, al igual que la cerveza o el queso, igualmente, las papas y la mayoría de los alimentos se conservan durante menos tiempo.
Influencias de las zonas geopatógenas en el reino animal
Una vieja costumbre utilizada por algunos pueblos nómadas es observar el lugar donde los perros se echan a descansar, lugar en donde posteriormente levantan sus tiendas de campaña, pues es sabido que el perro rehuye de las zonas telúricamente perturbadas.
Es más probable que un perro prefiera dormir a la intemperie que en una casas de mascotas ubicada en una zona alterada, todo lo contrario al gato, que disfruta de estas energías.
Los animales de granja también responden desfavorablemente a estos estímulos, si tienen espacio para recorrer, simplemente optarán por un lugar sano, aunque si están limitados en su espacio, presentarán en corto tiempo serios trastornos en su metabolismo:
Las gallinas: ponen menos huevos y comen mas, al tiempo que aumenta la mortandad de los pollitos, los cerdos y caballos son muy sensibles a estas energías y pueden tener problemas de esterilidad, reumatismo y calambres en las articulaciones, y ceguera en el caso de los caballos.
Las vacas: llegan a perder peso, padecen enfermedades degenerativas o un alto índice de abortos, sus crías tienen un desarrollo retardado, algunas mueren prematuramente, y al igual que los otros animales, su carne y sus propiedades alimenticias pierden calidad.
Las aves: en general son muy sensibles a estas energías, hasta hace no muchos años algunos mineros acostumbraban a llevar canarios a las minas, cuando presentaban algún trastorno o simplemente dejaban de cantar, les alertaba de la emanación de gases tóxicos. Para muchas personas es una bendición encontrar un nido en su casa, pues es sabido que los pájaros evitan las zonas alteradas.
Contrariamente, los insectos: buscan estas zonas perturbadas, una buena presencia de hormigas suele coincidir con la existencia de alguna fuente de radiación, también las abejas, avispas, arañas, escarabajos, termitas y mosquitos aprovechan estas energías, al igual que reptiles como las serpientes, las lagartijas y las iguanas.
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