Cada vez está más de moda la utilización del incienso en los domicilios de las personas que se relacionan con el mundo del esoterismo, la magia, el chamanismo, etc. Creo que no vendría mal algo de información sobre este tema, al menos para prevenir a las personas que comienzan a creer en la filosofía esotérica. Naturalmente cada uno es libre de opinar y creer lo que quiera, pues no es mi intención, desde este artículo, obligar a nadie a que crea lo que dicen algunos ocultistas, para mí, totalmente dignos de crédito.
Todo espíritu evolucionante –inteligente o semiinteligente- necesita un vehículo para poder desarrollarse en el mundo al que pertenece y, por lo tanto, debemos admitir que hay otros seres que habitan en otros mundos, como por ejemplo el Mundo de los Deseos o de los Pensamientos. Nosotros utilizamos el cuerpo físico para experimentar y evolucionar aquí en el mundo físico, así mismo los Ángeles que están por encima del ser humano, están especializados en trabajar con la materia etérica. Pero además de otras muchas Jerarquías de Seres superiores al hombre (Arcángeles, Tronos, Potestades, etc.) existen otros de inferior grado de desarrollo que están evolucionando aquí en nuestro mundo y se valen de diferentes medios para responder y compenetrarse con ese tipo de materia.
Tanto estos espíritus como otros desencarnados que quieran influir en la humanidad, necesitan un vehículo lo suficientemente denso como para manipular los centros cerebrales o, bajo ciertas circunstancias, el mecanismo coordinador del cerebelo. Una vez que tengan ese medio, pueden influenciar a sus víctimas física, moral o mentalmente de acuerdo a sus predisposiciones; esto no es muy diferente de lo que puede hacer un hipnotista respecto a la técnica. En las regiones etéricas y en las regiones inferiores del mundo astral, hay más espíritus “malos” que buenos, pero esto no hay que entenderlo en sentido de maldad intencionada, sino de maldad como respuesta a unos estímulos del exterior, que ellos no saben si son buenos o son malos, sino que inconscientemente actúan porque necesitan desarrollarse en esa nueva vibración.
Todo en este mundo tiene una determinada nota-clave o vibración –la luz, el calor, etc.- por consiguiente, el incienso también tiene su nota clave. Cuando alguien quema incienso en su habitación, el humo y el aroma que vemos y sentimos, es una materia de densidad tal que cierta clase de espíritus puede hacer uso de ella como si fuera un cuerpo. Cierta clase de espíritus pueden estar entonados con el grado vibratorio de ese incienso y se ven atraídos hacia él. Cuando un ocultista de reputación que ha desarrollado la clarividencia y es capaz de ver las entidades del mundo invisible, ha compuesto un incienso que vale como vehículo únicamente para los espíritus de una naturaleza útil y que se prestan a elevar las vibraciones de aquellos que respiren el incienso y los espíritus contenidos en éste, entonces puede ser de ayuda durante los momentos de oración y para elevar la conciencia de los devotos. Pero, al contrario, si el incienso ha sido compuesto por alguien ignorante de estos conocimientos ocultos o tal vez por alguien que tenga en mente algún motivo egoísta, entonces es un vehículo para espíritus de semejante naturaleza, los cuales se envuelven en el humo, entran en los cuerpos de aquellos que están presentes en el lugar donde el incienso es quemado, y les incitan a cometer actos contrarios al desarrollo espiritual, sensuales u otros similares. Es muy posible que cuando estos hechos han sido practicados durante mucho tiempo, los espíritus obsesionantes puedan obtener tal control sobre sus víctimas que les inciten al frenesí, haciendo que manifiesten síntomas que afecten a la mente y otros aspectos perjudiciales; también pueden influir en el sistema nervioso. Por lo tanto, la práctica de quemar incienso es peligrosa y hay que poner cierta precaución antes de quemar cualquier incienso.
La iglesia católica ha tenido su propio incienso durante siglos, y es de suponer –y así lo afirman algunos ocultistas dignos de crédito- que esa fórmula fue hecha por alguien entendido para que haga su importante misión en los servicios y sacramentos de la Iglesia, donde acuden los Ángeles y otras entidades espirituales para esparcir el beneficio de las bendiciones invocadas por el oficiante. Algunos de los ocultistas más serios y clarividentes de los mundos invisibles, han estudiado este hecho y opinan que el incienso de benjuí y el olívano son los mejores para estimular la devoción y la inspiración.
Francisco Nieto Vidal