Comencemos por la idea universal: clítoris + estimulación = orgasmo.
En lo que se refiere a la anatomía, el clítoris es una categoría aparte.
Es el único órgano del cuerpo humano, tanto masculino como femenino, que cumple una sola función: dar placer a su poseedora.
El pene, por ejemplo, tiene además las funciones reproductivas y de eliminación. Los pechos tienen relación con el amamantamiento. Pero el clítoris sobresale por su singularidad. Y mucho más de lo que suele pensarse.
La mayoría cree que el clítoris es sólo un botón que está encima del orificio vaginal, pero, como el pene, posee un tronco, un capuchón y está formado por tejido eréctil. Cuando la mujer está excitada, el clítoris se llena de sangre y responde con una erección.
Obviamente, la estimulación del clítoris no es la única manera de que las mujeres tengamos un orgasmo.
Las mujeres podemos tenerlos también a través de la estimulación vaginal y anal. Otra forma de llegar a él es por el estímulo sólo de los pechos y los pezones. De hecho algunas mujeres pueden tener orgasmos con sólo pensar en lo que las excita.
Parece claro que gran parte del fenómeno que origina el orgasmo comienza en nuestra mente. Es algo que percibimos con un nivel impresionante de variabilidad entre las personas.
Por eso, si una “no está de humor”, ha podido experimentar la inhibición que provoca nuestro cerebro en una situación que en otro momento podría ser de lo más estimulante.
El ORGASMO es un estado de ánimo.
Hay pruebas que señalan que el estado de ánimo de una mujer con respecto a la relación con su pareja está directamente conectado con la calidad de sus orgasmos.
Un grupo de investigadores suizos ha descubierto que cuanto más enamorada está una mujer de su pareja, más fáciles, mejores e intensos son sus orgasmos. Es una buena noticia para los románticos e incluso se pone mejor. Porque nuevos estudios sobre una potente hormona llamada OXITOCINA parece demostrar que, del mismo modo que un amor más fuerte genera mejores orgasmos, más orgasmos contribuyen a un amor más fuerte.
La oxitocina, llamada también la “hormona del amor” participa en las contracciones de la pelvis cuando la mujer tiene un orgasmo. Esta hormona tiene las propiedades de un analgésico natural y durante el orgasmo aumenta hasta cinco veces su nivel normal.
Si la oxitocina mejora el vínculo de la pareja, y los orgasmos aumentan el nivel de oxitocina; entonces la ciencia ha conseguido explicar lo que millones de parejas han sabido desde hace muchísimos años:
que las cosas vayan bien en el dormitorio ayuda a que también funcionen fuera.
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