Los pensamientos erróneos son la causa principal de muchos malestares. Si piensas de una manera errónea, se te cerrarán más puertas que si aprendes a pensar de una manera racional y positiva.
1. Exagerar las cosas: Este tipo de pensamiento se caracteriza por ver una catástrofe en cualquier situación. Se exageran las cosas más de la cuenta y el enfoque de las situaciones se centra exclusivamente en la parte negativa.
El lado optimista no se ve en absoluto, se deja de lado, ocasionando unas emociones muy negativas, ya que, si el pensamiento es por completo negativo, no habrá nada que equilibre las emociones. Pregúntate si las consecuencias de lo que te ha pasado son tan graves como supones. La opinión exterior de unas cuantas personas de confianza, te hará ver si realmente estás exagerando o eres realista.
2. Generalizar: Se trata de creer que todo está dentro del mismo patrón porque una vez las cosas fueron así. Se copian todos los sucesos que se han vivido personalmente o se han visto alrededor y se piensa que siempre pasará lo mismo.
Por ejemplo, una mujer que haya tenido relaciones amorosas tormentosas. Si usa este tipo de pensamiento generalizador, creerá que todos los hombres son iguales, que ninguno merece la pena y que tener pareja no trae más que sufrimientos. La realidad es que existen de todo tipo de hombres, buenos y malos, pero generalizando no se ven las cosas de una manera objetiva.
También muchas personas tienen el tipo de pensamiento: “Todos los médicos son… Todos los deportistas son…. Todos los guapos son…. Todos los de tal país son….etc…” Pensar así es erróneo. El mundo es tan grande, que hay de todo en todas las profesiones, estatus social, países, etc…
3. Categorizar: Es un tipo de pensamiento muy rígido. Sólo se ve un punto de vista. O las cosas son blancas o negras, o todo o nada. No hay lugar para el término medio. Una persona con este esquema de pensamiento será muy poco comprensiva, incapaz de ponerse en el lugar de otros.
Creen tener la razón en todo y hay una incapacidad para ver las soluciones. Por ejemplo, o apruebo la asignatura o seré un desgraciado toda la vida, o esta persona me corresponde o me quedaré solo para siempre. Como si en la vida sólo hubiera una oportunidad que o se aprovecha o se acaba todo.
4. Etiquetar: Se trata de encasillar a uno mismo o a alguien y no creer en los cambios. Por ejemplo, sale algo mal y pensamos que como fallamos en eso, ya somos un fracaso total en cualquier faceta.
Se tacha a alguien por ejemplo de “desastre” y ya se le deja siempre con esa etiqueta, y aunque posteriormente tenga buenas conductas que demuestren lo contrario, no se verán, porque estaremos anclados a la etiqueta negativa que le atribuimos en su momento.
5. Tomarse las cosas de forma personal: Creer que las cosas negativas que pasan a nuestro alrededor, son por nuestra culpa. Por ejemplo, te mira alguien con cara de mal humor, y en vez de pensar que puede haberle pasado algo malo, o puede haber tenido problemas familiares, pensar que nos miran así porque caemos mal.
6. Los “debería”: Este tipo de pensamiento erróneo, se caracteriza por centrarse siempre en el pasado, en lo que podíamos haber hecho para que las cosas salieran mejor. La persona se centra en culpabilizarse y lamentarse porque “debería” de haber hecho algo diferente a lo que hizo.
7. Optimismo ingenuo: Es un pensamiento positivo exagerado. Se da por supuesto que las cosas saldrán bien siempre, haga lo que haga. Como consecuencia, la persona no se esforzará mucho y la probabilidad de que le salgan bien las cosas será más baja que si fuera más realista y viera que todo se consigue a base de esfuerzo, trabajo y sacrificio.
8. Conclusiones adivinatorias negativas: Se trata de suponer cosas sin tener pruebas y evidencias de la realidad. Por ejemplo, una amiga tarda tiempo en llamar y sin saber lo que pasa, creer que le hemos decepcionado y que ya no quiere contactar más con nosotros, cuando en realidad podría ser que tuviera algún problema que le desmotivara para socializar.
Para eliminar este modo de pensar erróneo, debemos acostumbrarnos a pensar con hipótesis en vez de afirmar realidades, con pensamientos como “podría ser que mi amiga ya no tuviera ganas de contactar conmigo, pero también podría ser que no pudiera llamarme por cualquier problema, como no sé el porqué, no sacaré conclusiones precipitadas”.
Éste es uno de los pensamientos erróneos que más se suelen utilizar, y no sólo pensando cosas equivocadas sobre la gente, sino también con creencias de la vida, como por ejemplo pensar que no vamos a encontrar pareja, ni un buen trabajo, que no valemos para algo o no conseguiremos alguna meta, etc… Se sacan conclusiones de cosas que no se saben, la vida da muchas vueltas y es incierta, por ello no deberíamos intentar adivinar el futuro.
9. Culpabilizar: Se trata de buscar un responsable y culpable de cualquier problema o error. Se necesita encontrar a alguien para que recaiga toda la culpa en él, de esa manera el culpabilizador se siente mejor, ya que desde una posición de poder se libra de ser juzgado. Es una manera de esconder inseguridades. Lo realmente importante ante cualquier problema no es señalar a alguien duramente, sino buscar soluciones y maneras de enmendar los errores.
Detectar los pensamientos erróneos puede hacer que mejore nuestro estado emocional. Cuando te observas para reflexionar y sacar conclusiones de la manera en que estás razonando, es cuando puedes empezar a cambiar. Sin duda, si conseguimos cambiar los pensamientos erróneos y aprendemos a razonar de una manera más saludable, mejorará nuestra calidad de vida.
Lo cierto es que no podemos predecir si una decisión será acertada hasta que no se vean las consecuencias. Cuando ya se ha visto el resultado de algo, es muy fácil pensar que deberíamos haber hecho otra cosa, pero hasta que no se vio el resultado no se sabía.
Es como el libro de “Elige tu propia aventura”, no sé si recordaréis aquellos libros en los que podíamos escoger qué camino tomar y dependiendo de lo escogido, salía un resultado u otro. Cuando nos tocaba escoger, no sabíamos a dónde iríamos a parar, pero si salía un resultado negativo, pensábamos que deberíamos haber escogido otra opción, y claro, pensar eso cuando ya hemos visto el resultado negativo no es racional, porque no somos adivinos para saber las consecuencias que tendrá tomar una decisión u otra.
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