Hay parejas que son los cómplices perfectos si están enredados en las sábanas pero fuera de la habitación tienen poco en común. Si están conscientes de ello y lo aceptan, la cosa puede marchar de maravilla. El asunto se complica cuando esa empatía sexual se confunde con amor y se convierte en la piedra angular de una relación. El amor no está peleado con el buen sexo pero no son sinónimos.
Claro que lo normal al comienzo de un noviazgo es que la pasión se nos desborde y queramos mucho contacto físico. Pero también que deseemos conocer más a esa persona y que empecemos a enamorarnos de sus detalles, sentido del humor, forma de ser, etc. Cuando esta última parte no pasa pero seguimos juntos porque la atracción es muy fuerte, es que la relación más que de amor, se trata de buen sexo. Aquí algunas señales que te pueden ayudar a saber si es tu caso:
Es rarísimo que tengan una cita que no acabe en la habitación. Disfrazados de un "qué tal si esta noche vemos películas y pedimos comida", los planes ideales consisten en quedarse en casa. Nadie presta atención a más de 10 minutos de la cinta y la pizza se enfría porque todo fue un pretexto para ir a la cama.
Nunca se queda a dormir. Tampoco ha dejado cepillo de dientes o una muda de ropa en tu clóset. Y la verdad es que no te molesta en absoluto que no lo haga, tu prefieres que cada quien desayune en su casa.
Imagina por un momento que tienen que ir a pasar unos días a una paradisiaca isla semidesierta pero con una condición: no pueden tener sexo. ¿Te parece un plan muy atractivo?
Y por último, el test absoluto para saberlo:
¿Conoces más puntos sensibles de su cuerpo que momentos de su vida?
¿No sabes cuántos hermanos tiene pero sí cuántas pecas en la espalda?
¿Te interesa más su postura favorita que su hobby preferido?
Y tú, ¿has confundido el amor con buen sexo?
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