7 pasos en el camino a la felicidadLo cierto es que no hay un solo camino a la felicidad, cada persona tiene el suyo, pero hay hábitos y actitudes que ayudan, y el Camino de Santiago nos enseña algunos. Este se enfoca desde diferentes perspectivas, según cada persona: superación personal, reencuentro con uno mismo, deporte, espiritualidad, religión, compartir una experiencia con seres queridos,… pero a todos les acaba planteando retos físicos, mentales o emocionales, que ofrecen valiosas lecciones para aprender jornada a jornada, o tal vez al regresar y asimilar todo lo vivido. Yo fui este verano, y aún con algo de dolor físico, pero con la ilusión de la experiencia, compartiré contigo lo que aprendí:
1. Desear el bien a los demás aumenta el propio bienestar: Los peregrinos se saludan con un “Buen Camino” cuando se encuentran, y esa sencilla frase, ese deseo común, crea una atmósfera de convivencia y de conexión, que mejora el estado de ánimo. Y es que las emociones se contagian, y son positivas cuando la relación con los demás se basa en las buenas intenciones y el comprenderse mutuamente ¿Cómo sería el mundo si todos nos deseásemos un buen camino…?
2. Aceptar que algunos querrán acompañarnos y otros pasarán de largo: Uno se cruza cada día con desconocidos, de diferentes partes del mundo. Algunas veces se ajusta el paso, para compartir unos metros con personas que puede no volverse a ver, o a las que puede reencontrarse en otro punto, pero hay que comprender que cada uno tiene su propio ritmo, y no se puede forzar a nadie a seguir el nuestro, ni nadie nos debe obligar a seguir el suyo.
3. Más ser y menos tener: Las comodidades no existen y cualquier cosa de más en la mochila, se convierte en un obstáculo para avanzar, pero te das cuenta de que no necesitas mucho. Disfrutas conversando o meditando al caminar, quitándote las botas, saboreando la cena, relajándote bajo la ducha o en la cama del albergue, y abriendo el corazón a la complicidad y las risas con los demás peregrinos, aunque algunos ronquen mucho… A veces, nos centramos en lo material y llevamos expectativas, recuerdos, creencias,… que también son una carga, y deben soltarle para avanzar.
4. Conexión con la naturaleza: El biólogo Edward Osborne Wilson explicó en su libro Biophilia (1984), que la biofilia es nuestro sentido de conexión con el planeta, y el Camino puede despertar o agudizar ese sentido. Agradeces a las nubes que te protejan del sol, al viento que aleje las nubes de lluvia, a los enormes árboles que enmarquen de verde el paisaje, sientes olor a eucalipto, manzanilla.., y otros menos agradables, como el abono del campo. Y así es la vida!, perfumada a veces, desagradable otras…, pero llena de matices, y cada uno decide en cuales enfocarse.
5. Tienes más potencial del que crees: Sinceramente, no se puede lograr todo…, pero cuando el Camino exprime tus fuerzas, con subidas y bajadas, con calor y lluvia, te sorprende descubrir que puedes ir más allá de lo que creías. Contactas con tu cuerpo y tu mente, y comprendes que es necesario hacerse amigo de ambos, mimando al primero, y entrenando la mente para vivir el aquí y ahora. Esta puede anticipar problemas, o puede atascarse en el “no puedo”, pero si uno se compromete con su objetivo, puede avanzar paso a paso, hasta acabar cada etapa. Y superar retos, es un caramelo delicioso para la autoestima.
6. Ser agradecido: Se agradece mucho, el no tener ampollas, acabar cada tramo, las risas, la compañía, la soledad,… y debería ser un hábito más presente en nuestro día a día porque nos hace estar atentos a lo bueno de la vida, y eso hace sentirse afortunado. No es que todo sea positivo, pero no hace falta poner toda nuestra atención en lo que no lo sea, y podemos abrirnos a percibir lo que si. La psicología positiva destaca el agradecer como una de las fortalezas humanas.
7. La importancia de la aceptación: Muchas veces se confunde aceptación con resignación, pero aceptar es entender que las cosas son como son, y eso no signifique que nos gusten o no tratemos de mejorarlas. Caminar horas y horas acaba doliendo y cansando, pero se acepta, nadie lo niega, ni pierde tiempo y energía enfadándose con sus rodillas o sus pies,... Se acepta que se necesita ayuda y algunos recurren a pomadas, caminan con chanclas…, y buscan la mejor manera de continuar.
El Camino es un espejo de cada uno. Puede empezarse con ciertas expectativas que condicionarán la experiencia y restarán importancia a las sorpresas, o puede ser una vía para mirar hacia dentro, a uno mismo. Puede surgir alegría, miedo, generosidad, competitividad,… Algunos se centraran en lo que les regala, otros en lo criticable, unos lo realizarán con calma, y otros con prisa,… Cada uno es libre de elegir como vivirlo, de elegir su “camino”, y elijas el que elijas, te deseo,
¡Buen Camino!
Fuente:
http://www.piensaesgratis.com/bloggers/7-pasos-en-el-camino-a-la-felicidad