En el camino al crecimiento personal la mujer tiene una tarea que bajo ningún motivo debe perder de vista y que consiste en cuidar de su salud emocional, pues junto al bienestar físico, gozar de un equilibrio en el ánimo le ayudará a llegar más lejos y ser más feliz.
Atrévase a brillar como nunca
Muestre al mundo lo mejor de sí misma, permítase jugar, sonreír y volver a sentirse creativa, ilusionada, confiada y madura.
En este sentido es ella quien se convertirá en la joyera de su propio destino demostrando que el talento tiene muchas caras.
Aquí no hay cabida para las comparaciones pues no se trata de ser guapa, rica o famosa, ni siquiera significa tener grandes dotes artísticas. Se trata de poner creatividad, originalidad y un toque personal a cualquier aspecto de su vida.
Aprenda a pulirse
Su talento brilla cuando reflexiona y se da cuenta de las cosas que hace bien sin esfuerzo; cuando mejora su forma de comunicarse, aprovecha mejor el tiempo, desarrolla talentos o adquiere hábitos saludables.
Igualmente hay que atender a la mente, mantener el estrés bajo control es uno de los puntos fundamentales para estar mejor; no sobredimensionar los problemas, establecer prioridades, recrearse y hasta respirar pueden ayudarla a explotar su potencial.
Por si lo anterior fuera poco siempre que se requiera se puede contar con ayuda profesional. Al igual que un deportista tiene un entrenador que lo motiva, muchas personas buscan el apoyo de un “coach” que les ayude a mejorar día a día, a emplear técnicas de visualización o escucha activa que ayudan a retirar la atención de la negatividad, la frustración, el miedo o el resentimiento, y con los que se busca potenciar el pensamiento positivo, la determinación y la confianza en sí misma.
Así no hay excusas para no sobresalir y gozar de la plenitud, sólo basta asumir el compromiso propio o que se adquiere al ser asesorado por un profesional para salir de su zona de confort.
Recuerde que sólo lejos de la comodidad podrá darse cuenta de que es capaz de afrontar nuevos retos y crecer, dejando atrás el viejo “yo” o la opacidad que pueda frenarla o le impida brillar.
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Fuente:
www.laprensa.hn