Erase una vez un hombre que quería mucho saber con una mirada si el alma de una persona era buena o mala, oscura o luminosa, y que era lo que había en su corazón. Un día por casualidad y por una gran oportunidad del destino, se hizo con unas gafas que le permitía ver a través de la gente.
¡¡Que horror!! Después de ponerselas, ya no podía sacarselas, y toda la gente aparecía delante de él con malas apariencias.Sucedió que había mucha más gente con corazones y almas malvadas y viciosas que gente buena.
Está persona se puso muy triste y empezó a alejar a todo el mundo de él. Poco a poco se encontró muy solo, y pensamientos dolorosos lo forzaban a solo pensar en la muerte: desde luego la vida en este terrible mundo no es deseable.
De pronto un día,durante su meditación el brillante angel de la ira apareció frente a él y dijo:
-¡Buscas perfección en otros, mírate a ti mismo! ¿Como osas condenarlos?
Ël toco sus gafas e inmediatamente pude verse a sí mismo, su alma, corazón y pensamientos. En todo vió imperfección y horrorizado exclamó:
¡Dios! ¡Soy un gran pecador! ¡Perdóname!- en este momento las gafas calleron al suelo y se rompieron en mil pedazos.
-¿Que hare ahora señor? ¿Como vivir?
- No seas demasiado orgulloso, perdona la debilidad de las personas y seras feliz- dijo el angel mientras desaparecía.