Se ha hablado mucho acerca de las causas que provocan los problemas en la pareja, que si escalan en el tiempo pueden llevar a una profunda crisis y finalmente al término de una relación. Estos problemas por lo general están relacionados con celos, discusiones constantes, infidelidad, falta de comunicación, e incluso violencia psicológica y física.
Sin embargo, estos factores que pueden desencadenar una crisis de pareja no son realmente el causante, sino que el resultado de cosas mucho más profundas que ocurren a nivel personal. Si bien es cierto que en una relación de pareja interactúan dos personas, cada uno posee su propio universo con el cual tiene que lidiar.
Podemos, por ejemplo, tomar el caso de los celos enfermizos. Si el hombre o la mujer es celoso o celosa, puede enturbiar la relación provocando peleas, discusiones, hostigamiento, y en definitiva el desgaste acelerado de una relación que ya no está basada en la confianza, sino que en la sospecha permanente de que el otro(a) pretende traicionarnos. Esta dinámica que se da en una pareja crea una atmosfera enrarecida donde siempre estamos “alerta” a la más mínima señal de una posible infidelidad. Pensemos un momento en esto. ¿Puedes dar lo mejor de ti en esas circunstancias? La respuesta más lógica es que no, porque tu energía no está puesta sobre tu propio ser, esta puesta en imágenes mentales ficticias que a su vez van creando emociones que puedes sentir a nivel físico, como por ejemplo, opresión en el pecho, o incluso dolor de cabeza.
Si te fijas bien, te darás cuenta de que en el momento en que sientes celos, estas creando una película mental que produce reacciones nivel físico, que su vez, alimentan los pensamientos relacionados con traición y desamor. En esos momentos estamos creando un círculo vicioso, del cual no podemos salir. Esta actitud finalmente se traspasa a la pareja, que puede reaccionar según lo que en ese momento este en su interior y que calce de alguna forma con la historia que ha creado el otro(a). Juntos finalmente han creado un drama colectivo que provoca eventualmente una crisis de pareja. Una mirada superficial puede decir que este problema fue provocado por los celos de alguno de los dos, pero la verdad es que eso fue la consecuencia de algo más profundo que esta no solo dentro de la persona que es celosa, sino que también se encuentra en la persona que está siendo celada.
El tema de los celos en este caso, sirve para ejemplificar todo tipo de síntomas que se producen en la pareja, como incomunicación, la victimización, la manipulación, etc. Son todas manifestaciones de algo que está en nuestro interior, y que encuentra una frecuencia en nuestra pareja. Incluso si tuviéramos razón, y nuestra pareja fuera infiel, retomando el ejemplo anterior, no debería ver automáticamente la falta en el otro y la imagen de victima sobre mí, sino que más bien tengo que explorar que comportamientos en mi interior desencadenaron que terminara envuelto en una situación así.
Es por eso que podemos decir que finalmente cualquier cosa que haya producido una crisis en la pareja, no es por causas externas como se señala comúnmente, sino que es por mi estado de conciencia interior y como reacciono frente a eso. La forma que adopte es irrelevante (ya mencionamos algunas, como celos, discusiones, faltas de respeto u otras), lo que importa es identificarlas en el momento que ocurren y darse cuenta de que nuevamente estamos protagonizando un guion que esta preestablecido hace mucho tiempo en nuestra mente.
Roberto Doussang