Las relaciones son la mejor escuela, cada ser humano con el cual nos relacionamos es un maestro y a la vez un alumno, la vida lo ha enviado para enseñarte algo; cada relación te da la oportunidad de valorar tu individualidad y la de los demás.
No obstante las relaciones tienden a ser el terreno propicio para el dominio, usualmente no nos relacionamos con la persona en sí, sino con un ideal forjado por nuestras necesidades insatisfechas, por vacíos que debemos llenar y que esa persona parece poder satisfacer.
Pretendemos que los demás vivan su vida a nuestra manera y adopten nuestros principios y valores, eso nos mantiene en constante conflicto, proyectamos nuestros deseos y necesidades esperando que otros las satisfagan, que cumplan con el papel que les hemos asignado en la vida, sin preguntarnos si es lo que desean o necesitan, para su propia satisfacción.
¿Sabes escuchar realmente? ¿Cuál es el origen del conflicto? ¿Cómo buscamos aprobación? ¿De qué manera usamos la culpa y el drama?; la respuesta a este y otros interrogantes nos dará una clara visión de cómo funcionan la mayoría de las relaciones convirtiéndose en fuente de infelicidad e insatisfacción cuando deberían ser un lugar de encuentro que enriquezca a las partes.
Diana Ximena Rodriguez Angulo
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