Con el término ‘lujuria’ se señala a una persona que tiene un pensamiento y/o impulso obsesivo sexual. En el pasado, todas las actividades sexuales que se daban fuera del matrimonio se consideraban lujuriosas. El matrimonio era el único lugar donde se permitía la actividad sexual; aún dentro del matrimonio la vida sexual tenía ciertas limitaciones, como algunas expresiones verbales y respuestas sexuales, que eran consideradas lujuriosas. Y es que la lujuria se enfoca tanto al deseo como al placer que se obtiene dentro del enfoque del placer sexual.
El descubrimiento de las leyes dentro de la biología y psicología, y en el ser humano, viven o existen todas estas leyes naturales. Es difícil de explicar, pero he aquí lo que la lujuria representa en la vida. Es un tirano que quiere controlar el sexo en su propio provecho, a su manera y en el momento que le apetece. Es un ruido mental-espiritual que tergiversa o pervierte el sexo, de la misma manera que una interferencia ronca de radio estropea la audición de una melodía agradable.
La lujuria no es el sexo y no es física
Es una pantalla de fantasía auto-condescendiente que se separa de la realidad, o de la realidad de la persona en el acto sexual consigo misma, o de la realidad de su cónyuge. Funciona de la misma forma, ya se trate de la novia, de una prostituta o de su esposa. De esta manera niega la identidad personal, la propia o la de la otra persona, y va contra la realidad, contra su propia realidad, va contra sí.
Le resulta imposible disfrutar de una unión auténtica con su esposa en la medida en que la lujuria esté viva, porque ella como persona no cuenta; es incluso un estorbo; es un mero objeto sexual. La verdadera unidad consigo mismo es imposible, la persona se divide en dos para tener un acto sexual consigo mismo. El compañero fantástico que ha creado en su mente en realidad ¡es parte de usted! Con la lujuria el acto sexual no resulta de la unión personal; el sexo no fluye de la unión. El sexo activado por la lujuria hace imposible la unión verdadera.
La naturaleza de la interferencia ruido-lujuria puede consistir en diferentes cosas: recuerdos, fantasías que van desde lo erótico hasta aquellas que rebosan venganza o incluso violencia. O puede tratarse de la imagen mental de un fetiche o de otra persona.
A la luz de todo esto, la lujuria puede existir al margen del sexo. De hecho, hay personas que afirman que están obsesionadas con el sexo y que no pueden mantener relaciones sexuales.
La lujuria es una fuerza que invade y pervierte también otros instintos: la comida, la bebida, el trabajo, la ira... En algunos casos, la lujuria no es física; incluso no es un deseo sexual más potente. Es una fuerza espiritual que pervierte sus instintos; y cuando se abandona en un área, trata de infectar también a las demás. Como la lujuria tiene carácter asexual, atraviesa todas las barreras, incluso las de género. Cuando las aviva la lujuria, las fantasías o actividades pueden dispararse en cualquier dirección, modeladas por lo que experimenta. Por ello, cuanto más se entrega a la lujuria, se vuelve menos sexual. Por lo tanto, el problema básico, si es adicto al sexo en vías de recuperación, es el de vivir libre de la lujuria. Cuando la tolera en cualquiera de sus formas, de esta manera, la lujuria llega a ser el exponente, no sólo de lo que hace, sino de lo que es.
Pero hay motivos sobrados de esperanza. Al renunciar a la lujuria y a sus manifestaciones cada vez que le tiente, y al experimentar la liberación dadora de vida de origen divino, se producen la recuperación y la curación y se le restaura la integridad.
Agregando algo más… La Lujuria es... No saber decir que no. Encontrarse constantemente en situaciones peligrosas. Estar sediento de sexo a cada paso de su vida. Sentirse atraído exclusivamente por la belleza. El deseo de excitar a la otra persona. Las fantasías eróticas. El uso de objetos eróticos. La adicción a la pareja como si fuera una droga. Perder la identidad por fundirse con la pareja.
Entonces ten en cuenta que, la lujuria hace que parte de ti desee la muerte, porque no puedes soportar lo que te hace y careces de fuerzas para evitarlo.
La lujuria mata al espíritu; mi espíritu soy yo, ¡la lujuria te mata!
Si al leer este artículo te identificas, busca ayuda con un profesional en sexología.
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