El cuerpo físico, la mente y el Alma se interconectan a través de la respiración. Pero respiramos mecánicamente sin saber que, haciéndonos conscientes de nuestra respiración, es como la podemos dirigir para crear un estado de equilibrio, atención relajada y claridad mental en nosotros.
Cualquier alteración emocional se traduce en pérdida de energía vital. Aceptamos resignados a vivir en el sufrimiento considerándolo normal e inevitable.
Perseguimos la felicidad como si fuese “algo” que está fuera de nosotros. Y normalmente la asociamos a algo material: tener una casa, un coche, casarse, tener hijos…
Se añade además la particularidad de que pasamos por la vida siendo un “personaje” creado por las circunstancias de nuestro entorno, sin tiempo para ir al encuentro de nuestra Alma.
Ese desencuentro entre el yo inferior o personaje y el Yo Superior o Alma, es lo que crea el conflicto y el sentimiento de insatisfacción, abandono o vacío.
Nuestro cuerpo físico es como un contenedor de energía vital que no sabemos cómo funciona, no sabemos cómo acrecentarla ni cómo abastecernos de ella adecuadamente.
Encontrar el Camino hacia nuestro Ser es el primer paso para comenzar a darle un sentido a nuestra vida. Situarnos en el Presente y reavivar la llama del estusiasmo por la vida. Es lo que toca hacer Ahora.
Tomemos aire, que se llenen nuestros pulmones. Sostengamos ese prana en nuestro interior dándole tiempo para que se expanda por todo nuestro cuerpo y lo haga vibrar; estamos vivos.
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