La dimensión más elevada del ser humano es la espiritualidad. Y como somos una entidad energética, entendamos y aceptemos que somos parte de la Gran Luz; el Amor Incondicional. Tener esta certeza de nosotros mismos siempre presente es “estar consciente de SER”.
Hoy en día se tiene una comprensión mayor de las Verdades Universales y entendemos que los humanos somos seres con diferentes niveles de Conciencia. Que cada individuo vive su proceso de desarrollo y maduración, y avanza en la medida que su Conciencia se despliega.
Llegar a esta comprensión nos hace más tolerantes y compasivos con los demás y nos ayuda a avanzar hacia el Amor Incondicional. Entrar en este flujo de energías nos limpia de la carga de las energías densas y negativas como son las del odio, la venganza, la envidia, el rencor, etc.
Y no entramos en juzgar si “bueno” o “malo”; simplemente reconocemos que nos tenemos que librar de esas energías porque nos esclavizan, no nos dejan CRECER.
Cuanto más limpio y vacío tengamos el canal de energía que nos une con la Energía Primordial del Amor Incondicional, es decir, el que conecta nuestro espíritu o parte divina con la Divinidad, más potenciaremos todo nuestra capacidad para percibir la Fuerza Sustentadora, para poder así entrar en contacto con el Conocimiento directo de la Realidad y poder salir así del mundo ilusorio en el que vivimos.
Cuando conseguimos, a través de la disciplina de prácticas espirituales y la acción correcta, la certeza de nuestra identidad, tomamos decisiones dejándonos fluir con la intuición, sabiendo que demasiado razonamiento y reflexión nos paralizarían: Existen otras dimensiones y planos que éstos dos no entienden y se resisten a conocer.
El Universo es un infinito cúmulo de campos de energía. Los seres humanos estamos compuestos de esos mismos campos de energía. Yo soy un ser espiritual, eterno. Soy un ser de luz, de la misma luz que la Luz Primordial Creadora.
Mi cuerpo físico es mi soporte y consta de 7 Centros Energéticos principales que llenan de energía vital mis órganos y cumplen la función de armonizar mi energía vital con la Energía del Universo y nuestro estado de salud depende del equilibrio entre ellos.
Mi mente guarda el secreto de mi Ser. Si está en equilibrio, toma las decisiones justas y actua, estando atenta a las manifestaciones del espíritu.
Mi corazón tiene la capacidad de percepción. Cuando le quito las capas inmovilizadoras de las emociones negativas y egocéntricas, entonces fluye en creatividad, consiguiendo experimentar el estado de felicidad, sosiego y agradecimiento.
Entender ésto es empezar a vivir consciente de ser; para tener claro quién soy, quién actua en mí. Para no dejarme engañar por falsas expectativas de mi mente, justificaciones de mi ego, sufrimientos innecesarios del corazón… Vivir consciente de ser.
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