Independientemente de mi situación y circunstancias externas de este momento, respiro hondo, centro todas mis energías dispersas y pongo mi atención en mi corazón espiritual. Busco estar en paz conmigo mismo.
Recupero la quietud al conectarme con mi alma y recobro la memoria de que todo en este mundo es ilusorio y relativo. Descubro a mi Ser inmortal y él es Amor Puro. Me envuelve en su Luz.
Mi actitud equilibrada, mi claridad mental y mi buen ánimo son cruciales para saber llevar con dignidad y autenticidad cada momento de mi vida.
Nada me perturba y nada me enoja. Mi Conciencia es mi guía.
Me desprendo del sufrimiento, de la carga del sentimiento de culpa, de los miedos infundados. Respiro hondo conscientemente y unifico mi Ser a la divinidad que hay en mí -mi ángel guardián- que podemos identificar si preferimos como el Yo Superior o nuestro Doble en una dimensión superior.
La infelicidad, la ansiedad y la angustia son las manifestaciones de una persona en conflicto consigo misma. Toma Conciencia de que tú no eres tu cuerpo físico; tienes un cuerpo a tu servicio. Establece contacto con tu cuerpo; aliméntale correctamente. Pasea, toma el sol, bebe agua, descansa, disfruta, escúchale …
Si hay conflicto en tu interior, no lo pospongas más, resuélvelo. El conflicto es desarmonía entre el cuerpo y la mente. Entre el ego y el alma. Actúa correctamente desde tus propias convicciones y no habrá más conflicto. Entonces estarás en paz contigo mismo.
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