Gran error el de muchos padres que sobreprotegen a sus hijos, con exceso de preocupación, piensan que a mayor cantidad de cuidados mayor es el afecto que le dan. Ese exceso de atención les limita y dificulta el desarrollo de su personalidad, haciéndolos mas dependientes, inseguros, inestables e inmaduros emocionalmente. Los padres tienen tendencia a proteger a sus hijos, los ven pequeños indefensos, los abrazan cuando lloran, los atienden cuando están triste y los cuidan de peligros, se preocupan ante una fiebre o enfermedad es lo normal, pero protegerlos y preocuparse en exceso, pendientes a cada momento de sus necesidades, si tienen hambre, complacen todos sus caprichos, no los dejan jugar por miedo a que se golpeen,
no les permiten estar descalzos o que tengan contacto con el piso para que no se ensucien o se infecten, les dan la comida para asegurarse de su alimentación, los bañan, los visten porque pobrecito no saben hacerlo, o porque necesitan salir rápido al trabajo.
Y cuando llegan las obligaciones escolares, son los primeros en sentarse a hacerles las tareas, estos son amores que asfixian y traen como consecuencia niños caprichosos, dependientes llenos de limites, no conocen las frustraciones, ni los contratiempos, no aprenden a valorizar, ni a ganarse los premios, crecen sin sentido de responsabilidad, con dificultad para la toma de decisiones y por supuesto no resuelven sus propios problemas, generalmente son niños y adolescentes y hasta adultos manejable por otros, con poca capacidad de liderazgo positivo.
Los padres sobreprotectores exigen a sus hijos menos de lo que corresponde a su edad, no los dejan asumir responsabilidades para que vayan adquiriendo autonomía y los ven como niños aunque hayan entrado a la universidad. Por eso nos encontramos, con jóvenes que no se adaptan al ambiente universitario, donde se requiere de actitudes independientes, autonomía en la toma decisiones y enfrentarse a situación difíciles que deben resolver de forma inmediata. También observamos escolares que hay vestir todos las mañanas para que no lleguen tarde al colegio, niños y adolescentes que nunca ordenan sus cosas porque mamá se lo hace, esperan a mama para hacer las tareas.
Estas consecuencias de dependencia e inseguridad son vivenciadas posteriormente, en la relación de pareja, donde se irrespeta el espacio de cada uno, se violenta la intimidad del otro referido al registro de cartera, teléfono y hasta de la ropa interior, se limita la posibilidad de continuar estudios por temor a, inclusive se prohíben amistades, se posesiona uno del otro, con un sentido de pertenencia casi patológico, que atosiga la relación y en muchos casos la relación es tan asfixiante que ahoga y mata el amor.
De allí que es importante para el desarrollo integral, que los padres sean afectuosos, cariñoso y comunicativos, pero sin impedir que asuman responsabilidades, enseñarlos a ser autónomos, que se involucren en las actividades de la casa, como apoyo como ayuda y como aprendizaje, que ellos aprendan a resolver situaciones sencillas en el hogar con sus compañeros y amigos, también es aceptable que tengan en algunos momentos sentimientos de frustraciones, cuando no se le puede complacer en su exigencia sencillamente explicarle el porque, la disciplina con afectos, premios y limites es fundamental para el desarrollo armónico de su personalidad
Recordemos algo muy importante: somos los mejores modelos que ellos imitaran, y ellos son el fruto de la semilla que sembramos.
Maruja Navarro Bravo