Hay muchos tipos de lágrimas: de emoción, de felicidad, de tristeza, de nervios, de estrés, de angustia…
Pero socialmente está mal visto llorar, sean del tipo que sean. ¿Nunca os ha pasado de tener los ojos humedecidos y estar a punto de llorar y alguien os ha dicho “Por favor no llores”?
Aunque la causa o el motivo sea bonito, porque te emociona algo que has visto, llorar no está bien visto. Incluso se les dice a los niños de pequeños “Los niños grandes no lloran”. Tenemos que cambiar eso, y una buena manera es conociendo y concienciándonos de que llorar es bueno y saludable, exactamente igual que la risa.
Cuando uno está contento la respuesta fisiológica natural es reír, y cuanta más gracia haga algo o cuanto más contentos estamos la risa es más amplia. Es una carcajada que acompaña a la sensación de alegría. Nos sentimos pletóricos y contentos, y contagiamos nuestras sonrisas. Pues las lágrimas son igual de necesarias e igual de contagiosas. Pero el llanto está relacionado socialmente con aspectos negativos, como el dicho de "llorar es de débiles".
Cuando reímos se liberan endorfinas, que son consideradas el neurotransmisor de la felicidad, y cuando lloramos se libera adrenalina y noradrenalina que cuando son eliminadas provocan una sensación de tranquilidad y desahogo, provocando los mismos efectos que los analgésicos opiáceos. Podría decirse que es un calmante natural que segrega nuestro propio cuerpo, que permite reducir la intensidad de las fuertes emociones que causaron esas lágrimas y disminuir el nivel de angustia. También libera el cuerpo y la mente, y permite que las situaciones puedan ser abordadas y trabajadas de una forma sana y consecuente.
Por eso debemos aprender para educar a nuestros hijos de que llorar no es malo, tiene una función en el ser humano igual que la risa y que reprimirlas como hasta hoy nos han enseñado no es nada bueno, más bien es muy perjudicial. Puede convertirse en una olla a presión que cuando estalla se vuelve totalmente incontrolable. Es importantísimo mostrarles que deben expresar sus sentimientos y que comuniquen sus emociones, y así cuando sean mayores serán personas más sanas y que sabrán encarar mejor sus emociones.
Para que el lloro sea sano debe ser proporcional al motivo que lo causa. Si la causa es desproporcionada se debe acudir a un profesional.
Porque recuerda… lo que la mente padece el cuerpo lo resiente.
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