....Y SI NO SE APRENDE, SE REPITE...
....Y SI NO SE APRENDE, SE REPITE...
Los Síntomas se repiten durante años, hasta que uno aprende de ellos.
....Una vez que uno aprendió algo, ya nunca más se puede retroceder, ya nunca más se puede decir “esto no lo se”..
¿Podría usted decir ahora “yo no se leer”? Totalmente imposible!.
Imagine lo mismo con otras cosas como: sumar, escribir, cocinar, manejar un auto, etc.
Cuando uno aprende se produce un “click”, un giro en su vida que marca el punto de no retorno....
.... En este camino del eterno aprendizaje pueden existir múltiples variantes. Puede haber rápidos ascensos y de golpe detenciones, comenzando un círculo de repetición hasta que se aprende algo que le cuesta más, o puede pasarse toda la vida dando vueltas sin aprender nunca.
Existe una enorme cantidad de variantes en esto de aprender los distintos aspectos de nuestro SER.
Siguiendo con esta óptica del aprendizaje, llegamos a otra conclusión: La Enseñanza está totalmente condicionada al Aprendizaje, vale decir que si el Aprendizaje no se dió, nunca existió la enseñanza.
Un Maestro puede creer que enseñó durante veinte años, pero si nadie aprendió nada, en verdad no enseñó nunca.
De aquí se deriva otra conclusión: SOLO EXISTE EL APRENDIZAJE
Vayamos entonces al tema de la enfermedad como oportunidad de aprendizaje.
Cuando usted aprende de su Enfermedad, esta ya no tiene sentido de existir, y puede sobrevenir la Curación (no importa la Enfermedad que sea ni en qué estadio de la misma se halle)
La intención de la Medicina Tradicional es destruir la Enfermedad, aniquilarla, y si esto no es posible, tratar de contenerla todo lo que se pueda para que el Paciente viva aliviado. Esto es absolutamente loable y elogiable, seguramente producto del anhelo de procurar el bienestar del prójimo que mueve a todo integrante de esta profesión.
También yo soy Médico, y agradezco profundamente la formación médica que me permitió intentar el servicio de curación de los demás. Coincido además en el interés de la medicina por el prójimo. Lo que todavía no se plantea la medicina tradicional es el aprendizaje de vida sobre la enfermedad.
Con el enfoque tradicional, el Paciente (en el mejor de los casos) volverá al punto en el que sólo tiene que esperar que la disfunción se repita de la misma manera o tal vez cambiando las circunstancias, pero con el mismo contenido básico que tuvo desde su origen.
Supongamos que tenemos una persona que no puede manifestar su Agresión por la razón que fuere.
Esta Agresión no manifestada, se volverá contra ella misma, generando por ejemplo una úlcera.
Si esta Persona concurre a un Médico Tradicional, recibirá un tratamiento antiulceroso que combatirá el Síntoma, pero de ninguna manera la Disfunción que lo originó, que por supuesto no es Física.
En ese caso, el Síntoma puede ser aliviado en forma momentánea, pero la tendencia a “tragar su propia agresión” persiste, lo que puede derivar con el tiempo en una nueva úlcera o a veces en algo más grave, por ejemplo un cáncer de Estómago.
Si esta misma persona concurre a un Médico con enfoque Holístico, no solamente recibirá un tratamiento antiulceroso, sino que además investigará junto con el Profesional la Causa Emocional (en este caso) para poder corregirla y de esta manera volver al cauce de la Armonía, desechando toda posible recidiva o complicación futura.
En el caso de la úlcera, si la persona deja de “tragar su agresión”, cualquiera puede imaginar que no es de esperar nuevos ataques sobre su Estómago (por lo menos por esta causa)
A este respecto, el Dr. Alexander, creador del término “Enfermedad Psicosomática” , allá por los años 30, decía una famosa frase:
“... Si un Ser Humano con una determinada Personalidad tiene una determinada Enfermedad, y conseguimos cambiar la Personalidad, la nueva Personalidad no va a necesitar la vieja Enfermedad.. .'
Como ve, mi interés no es quitar nada, sino que es “agregar”, tratar de ir un paso más allá del que hizo hasta hoy la Medicina Ortodoxa.
El nuevo lema sería, entonces: CURAR APRENDIENDO. '
(Textos del libro 'Del Cuerpo al Espíritu' Dr. Rogelio D'Ovidio)