La vida de las personas se parece mucho a lo que sucede en una partida de ajedrez. En ambos lados del tablero, los protagonistas se enfrentan a diversas situaciones pugnando por triunfar.
Para ello tendrán que enfrentar momentos difíciles y afrontar importantes desafíos, moviendo las piezas de la mejor forma posible tratando de acertar con la movida correcta evitando en lo posible, cometer errores con la intención de lograr un buen desarrollo.
Si el desarrollo es acertado probablemente se logre una buena posición.
Los buenos momentos de la vida no son lo suficientemente extensos como quisiéramos. Son rachas o ráfagas de “buenos vientos” que debemos valorar y aprovechar cuando se nos dan. Especialmente cuando hemos puesto dedicación, conocimientos, creatividad, perseverancia y la cuota de audacia indispensable.
Los logros son también el resultado de la acertada toma de decisiones, a la cual estamos obligados constantemente a realizar, porque en la medida que conservemos la iniciativa como ocurre en la partida viva, mantendremos encendida la llama que nos puede conducir al éxito. Si por el contrario la cedemos, corremos el riesgo de quedar en una posición inferior, que nos limitará en tiempo y espacio con la probabilidad de sufrir también pérdidas de calidad y/o material.
Pero a veces en la vida hay que apelar a otros recursos para obtener el triunfo, como es el sacrificio de tiempo y de material en pos de la victoria , utilizando recursos que no son los corrientes o específicos que uno domina o conoce, sino que son aquellas reservas anímicas y físicas que desconocemos tenerlas, que afloran en los momentos cumbres y nos dan ese plus para llegar a la meta.
Es precisamente cuando realizamos tareas o emprendimientos que pensábamos que no podíamos hacer porque no estábamos preparados y que era, para nuestro asombro, tarea solamente de “profesionales” y “especialistas” que al final no resultaron tales.
En la partida a veces un peón es más desequilibrante que una torre o un alfil.
En la vida ocurre algo parecido.
“Únicamente el que hace aprende”
Friedrich Nietzsche
http://www.metasvitales.com/las-piezas-valen-por-lo-que-juegan-y-no-por-el-valor-que-representan