12 sitios donde no deberías intentar ligarEn su afán de servicio público, GQ.com lleva dando consejos al hombre joven y moderno acerca de cómo y dónde ligar desde que Lord Quarterly abriera la web en 1652. Consejos que todos hemos leído con atención, tomando nota y repasándolos mentalmente antes de salir los viernes por la noche a triunfar como la Mirinda a principios de los 80.
En mi caso y como en mi juventud leía revistas de la competencia, he fracasado más que el minidisc a mediados de los 90, pero sí que puedo explicar unos cuantos errores que os pueden servir, al menos, para no cometerlos vosotros. Algunos de los más habituales vienen de intentar conquistar a la chica de vuestros sueños en sitios que no son adecuados. Como los siguientes:
1. En una discoteca. No se puede hacer nada en una discoteca aparte de pagar muy caro el alcohol barato. El hecho de que haya poca luz puede ser una ventaja, al menos con mi cara, pero resulta imposible mantener conversaciones a gritos.
-¿QUÉ?
-¿CÓMO?
-¿QUÉ DICES?
-NO, SI YO TE PREGUNTABA A TI QUE QUÉ DECÍAS.
-¿QUÉ?
-¿QUÉ?
-¡RON CON COLA!
-¿QUÉ?
2. En la cárcel. ¿Estás seguro de que quieres comenzar una relación por correspondencia con una chica muy dulce que está en prisión porque la engañaron unos narcotraficantes que la buscarán en cuanto salga en libertad para que acabe de pagar su deuda y que a pesar de que te arrancarán (sí, a ti) todos los dientes jamás dirá dónde enterró el dinero y luego te abandonará por uno de esos narcotraficantes, de quien siempre estuvo enamorada, y los dos se irán con ese dinero a Madagascar, desde donde te enviará postales porque en el fondo es buena chica y tiene estos detalles tan majos? Piénsalo bien.
3. En el mercado. Da igual que todas te llamen “cariño”, “rey” y “guapo”. La pescadera sólo quiere que compres más gambas y las clientas únicamente intentan despistarte para poder colarse. ¡SON UNAS ARPÍAS SIN CORAZÓN QUE JUEGAN CON TUS SENTIMIENTOS!
4. En el ascensor. Es cierto que estar encerrado en poco más de un metro cuadrado con alguien da pie a cierta intimidad, pero apenas eres capaz de mascullar un “parece que llega el invierno” y con referencias irónicas a Juego de Tronos es imposible que vuestra relación dure más de cuatro o cinco pisos.
5. En Donosti. “Mucho se ha hablado acerca de esa leyenda urbana que dice que en el País Vasco no se liga. Pero a ver, la gente aquí también se casa y tiene hijos, ¿no? ¿NO? ¿¡NO!?” Esto es lo que le pregunté a una donostiarra en La Rotonda hasta que consiguió huir. Sin contestar. Cómo son.
6. En un funeral. Resulta que decirle a una chica “¿no serás un ángel que ha venido a llevarse esta alma?” no es tan buena idea como parece. Y además se ve que no puedes ir a un tanatorio simplemente “a ver qué tal está el ambiente”, y menos con una botella de whisky y vasos de plástico. En este país no hay libertad.
7. En una mani. “Hola, ¿qué tal? Yo también estoy súper en contra de... Er... ¿Me dejas leer tu pancarta un momento? ¿Estamos protestando por esto? Qué cosas, no sabía que Girdijistán era un país... Mira, una cafetería. ¿Nos tomamos algo? Por dos personas más o menos no van a dejar de bombardear a todos esos niños”.
8. En internet. ¿En serio? ¡Pero si no sabes lo que hay al otro lado! Podría ser perfectamente un perro. Un perro muy listo que sabe usar el ordenador y tiene de foto de perfil a una chica muy guapa. ¿Por qué haría eso un perro? Porque está enamorado de ti y quiere que te fijes en su interior, sin hacer caso de su apariencia. Te lo confiesa antes de conoceros, eso sí. Al principio, dudas y piensas en no acudir a la cita, pero tras mucho meditarlo, te das cuenta de que quizás te ha mentido respecto a lo que es, pero no respecto a quién es. Al fin y al cabo, lo que sentías no era ninguna mentira. Os tomáis un café y al principio todo es muy extraño, pero a los pocos minutos es como si os conocierais de toda la vida. Durante las semanas siguientes os seguís viendo y todo va muy bien: te da igual que sea un perro e incluso estás pensando en presentárselo a tus padres. Pero un día se deja el móvil en casa y ves que todo lo que te dijo no era más que un truco para ligar que aprendió probablemente en GQ y que sigue usando a tus espaldas. Te sientes engañado, utilizado. Compras un libro de cocina vietnamita, algo de bambú, le invitas a tu casa, le golpeas en la nuca y preparas un delicioso Canh Xáo Măng Chó.
9. Una vez "le tiré los trastos" a una chica en un Ikea, aprovechando que ahí hay un montón, pero la policía me arrestó y además tuve que "pagar los platos rotos". Eso fue antes de saber que en el lenguaje existen unas expresiones que se llaman “frases hechas” y cuyo significado no es "literal". Es un tema muy interesante. ¿Por qué no se enseña en las escuelas?
10. En un atasco. Al principio tiene gracia porque puedes saludar a la chica de al lado y gritar cosas como “vaya follón, ¿eh?”, pero como no tengo coche, siempre me acababa atropellando alguien.
11. En una librería. Al parecer, frases como “veo que hojeas Madame Bovary. Yo jamás te empujaría al suicidio” no acaban de funcionar. Y los libros de tapa dura duelen mucho. Y resulta que contar el final de un libro escrito hace más de 150 años también se considera spoiler. Perdón, por cierto.
12. En el planeta Tierra. Hambre, guerras, enfermedades, calentamiento global, reposiciones de ‘Friends’... La Tierra es un planeta que no invita al romanticismo. De hecho, cuando me presentan a alguien, no tengo más remedio que recordarle que vamos a morir todos de forma lenta y dolorosa. ¿Qué sentido tiene enamorarse si corrompemos todo lo que tocamos? Esta civilización no merece el amor. Deberíamos esperar a que los viajes estelares estén más desarrollados antes de seguir con esta farsa.
Fuente:
http://www.revistagq.com/articulos/12-sitios-donde-no-deberias-intentar-ligar/19221