¡Qué bajes la tapa de una p... vez!Sí. Sí. ¡¡¡ Siií!!! Ya lo tengo. He dado con el argumento definitivo. He conseguido los datos científicos ante los que no podréis negar la evidencia. Por fin los hombres ¡por fin! tendréis que bajar la tapa del váter cada vez que lo uséis. Chim pum.
Porque sí, porque ése es uno de los grandes dramas familiares, una de las principales fuentes de discusión entre parejas, uno de los temas recurrentes de las broncas hombre-mujer. Desde que dejáis el pañal, primero vuestras madres y después vuestras parejas os lo han ido machacando prácticamente todos los días de vuestra vida: "¡Otra vez la tapa del váter! ¡¡¡Otra veeeezzz!!! Joder Manolo, que la bajes, ¿cuántas veces te tengo que decir que la bajes? No seas guarro".
Pero los Manolos de este mundo sois incapaces de procesar esta sencillísima instrucción. Es como si la salida de orina por vuestra uretra desconectara temporalmente el nervio que traslada las órdenes del cerebro a la mano contraria con la que os la estáis sujetando. Por mucho que os esforcéis, nunca lográis recordar que la tapa del váter tiene que bajarse. Si sois capaces de guardaros vuestra cosa, subiros la cremallera del pantalón y tirar de la cadena (bueno, no todos sois capaces), ¿por qué no podéis hacer algo tan sencillo como darle un empujoncito a la tapa? Pero no. No hay manera.
Hasta ahora. Porque acabo de descubrir que el pis y la caca viajan por el cuarto de baño a dos metros de distancia en todas direcciones. Es decir, que cuando tiráis de la cadena con la tapa abierta, todas las bacterias y los gérmenes y porquerías que hay en el interior del inodoro salen volando a vuestro alrededor y no sólo se os adhieren a la ropa y a la piel, sino que llegan hasta casi todos los rincones del cuarto de baño.
Ahora coged una cinta métrica. Y medid la distancia que hay entre el inodoro y, por ejemplo, vuestros cepillos de dientes. Casi seguro que menos de dos metros. Así que, cada vez que os cepilláis los dientes, estáis introduciendo en vuestra boca (siento ser tan descriptiva, chicos, pero os lo merecéis) trocitos voladores de caca y pis. Sí, asqueroso. Pero recordad, es culpa vuestra. Solamente vuestra.
Sé que algunos optaréis por cambiar de sitio los cepillos para alejarlos lo más posible de la zona de diseminación bacteriana. Pero no hay rincón seguro dentro del baño. Y, además, si no es el cepillo, es el jabón, el peine, el bote de gomina, el mango del grifo, el tirador de agua del váter, el suelo, la alfombrilla que pisáis descalzos cuando salís de la ducha, el suelo y las paredes de la ducha, la maquinilla de afeitar, el bote de crema hidratante para la cara, la toalla… ¿Paro? ¿Ya tenéis suficiente? ¿Ya os habéis imaginado todos esos restos de excrementos restregándose por cada parte de vuestro cuerpo, colonizando cada milímetro de vuestra piel? ¿Sí? Pues venga, a ver si ahora el asco os dura lo suficiente para que nunca más en vuestra vida dejéis una tapa de váter levantada. Caca, pis, caca, pis, caca, pis. Que no se os vaya de la cabeza.
Fuente:
http://www.revistagq.com/articulos/bajar-la-tapa-del-vater/19400