La naturaleza de la vida es la incertidumbre.
La incertidumbre siempre aparece ante hechos y situaciones que no podemos controlar, que no podemos cambiar.
El trabajo es inseguro, el amor de pareja es inseguro, las relaciones de amistad son inseguras – pueden no ser permanentes, los ingresos económicos son inseguros, están la enfermedad y los accidentes, podemos no estar aquí mañana – no podemos estar seguros. Y es que la vida es insegura, por todas partes nos acecha la incertidumbre. Y precisamente lo que buscamos es seguridad, pero eso es precisamente lo que nos hace inseguros y sufrir por la incertidumbre.
La búsqueda de seguridad es aferrarnos al pasado y el pasado es estancamiento sin posibilidad de evolución.
Sólo cuando aceptamos la incertidumbre empezamos a disfrutar de todos los aspectos de nuestra vida.
Si todo en la vida fuera seguro y estuviera prefijado, seríamos seres que cumplen mecánicamente su función, pero afortunadamente no es así. Cada día es diferente, cada puesta de sol es diferente, siempre nos regala situaciones nuevas que podemos afrontar con total libertad. Y es que incertidumbre es igual a libertad. La vida es libre!
Esa libertad es la que nos anima a transformarnos, a aprender, a adaptarnos, a crecer, a evolucionar. A menudo la vida nos traera situaciones que nos son precisamente las que nos gustan y también es necesario aceptarlas, pues de ellas aprenderemos lo que nos hará aun más libres: el desapego.
Cuando no aceptamos una situación que no podemos cambiar, es porque nos aferramos a aquello que conocemos de nuestro pasado – lo que nos gustaría que fuera. Soltar ese pasado es desapegarnos de esas cadenas mentales y abrirnos a todo lo nuevo que la vida nos trae. Significa darnos la oportunidad de vivir esas situaciones nuevas con nuevas conductas, en vez de sumergirnos en la frustración, el lamento y la desesperanza porque no se ha cumplido aquello que creíamos que iba a aportar estabilidad a nuestra vida. Eso es dar nuestro poder a algo externo a nosotros con el miedo siempre presente de que no se cumpla, un apego que condiciona nuestra vida, nuestras emociones y nuestra salud.
Cuando nos resistimos mentalmente a los cambios, provocamos un estado de estrés que puede llegar a producir dolencias físicas. Así pues lo más saludable es estar seguros de nosotros mismos y tener la certeza de que llegue lo que llegue tendremos la capacidad de afrontarlo, de adaptarnos, de aprender algo nuevo, de vivirlo y salir adelante.
La incertidumbre es el campo infinito de todas las posibilidades, cualquier cosa es posible, la creatividad no tiene límites y las posibles manifestaciones son incontables. Todo esto nos aporta nuevas experiencias, retos y conocimientos.
Si aceptamos la incertidumbre como sinónimo de libertad y de infinitas posibilidades, podemos empezar a disfrutar relajadamente de cada día, de cada instante. Atrás quedarán los problemas que nos creamos innecesariamente pensando en lo que haremos o no haremos y emplearemos ese precioso tiempo en disfrutar de lo que realmente tenemos: el presente, el aquí y ahora; siendo aun más conscientes de la importancia que tiene, pues es posible que mañana no esté. Hay que vivir cada instante siendo libres, siendo nosotros mismos, estando con quien realmente queremos estar, haciendo lo que nos hace felices.
La inseguridad desaparece porque la búsqueda de la seguridad ha desaparecido y con ella la preocupación contínua que provoca esa búsqueda.
Podemos cambiar nuestra actitud y darle a las situaciones un nuevo enfoque: ver en la incertidumbre la inmensidad de posibilidades que nos trae.
Como siempre, sólo depende de nosotros, de la elección que hagamos.
Seguiremos teniendo ilusiones y objetivos desde la calma, la paz y la confianza de saber que sea cual sea el resultado de lo que queremos conseguir, estará bien y será lo mejor para nosotros, posiblemente mucho mejor de lo que hubiéramos imaginado.
- ¿Cómo irá a estar el tiempo hoy? –pregunta un forastero a un hombre que cría ganado.
- Estará como a mi me gusta -responde el pastor.
Viajero: ¿Cómo sabe que el tiempo estará como a usted le gusta?
Pastor: Después de haberme dado cuenta que no siempre puedo tener lo que me gusta, aprendí a disfrutar de lo que recibo. Por eso, estoy bastante seguro de que el tiempo estará hoy como a mi me gusta.
Cuento de Anthony De Mello
Aceptemos lo desconocido, lo sorprendende, lo mágico, para adentrarnos en la sabiduría de la incertidumbre!
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