Sabes que ya no estás enamorado cuando...Te metes en la cama y antes de dormirte piensas en ella, en lo vuestro. Mala cosa, te dices a ti mismo, pues al contrario que ella y su obsesión por comprobar el estado de vuestra relación con más asiduidad que Windows comprueba si hay actualizaciones, para ti todo está bien hasta que no está bien. Solo ahí hay que empezar a pensarlo. Y ahí estás, con el nórdico hasta el cuello y tu esquijama de tigre que ella se empeñó en que te hacía parecer adorable y que, pese a tus reticencias iniciales, has adoptado como prenda fetiche esta temporada porque es realmente calentito (y porque sabes que estás adorable y te gusta); planteándote cosas. COSAS. TÚ. Algo anda realmente mal y sabes perfectamente que is the end of the world as you know it, and you feel fine.
Justo en ese momento te das cuenta de que, durante todo este tiempo, las señales han estado ahí y sólo ahora, desde la comodidad de tu esquijama de tigre, has sido capaz de unir las piezas y entender, como no hicieron Naomi Watts y Ewan McGregor, por qué los animales corrían despavoridos tierra adentro.
De repente tú estás en Boston y ella en California y todos esos planes que parecían perfectos para ambos se antojan absolutamente imposibles para ti. El hecho de que ella se haya hecho vegana y prefiera pasar los domingos comprando en tiendas ecológicas a retozar contigo en el sofá influye, pero sabes que no es sólo eso. Vuestros estilos de vida se separan cada vez más y, aunque tú te esfuerzas en intentar que se acerquen, estás empezando a ver que no te merecen la pena las molestias.
Reparas en que, durante todo este tiempo, las señales han estado ahí ”
Porque donde antes te sumergías en su mundo por la simple satisfacción de verla sonreír, ahora el único motivo de compartir con ella el maratón de 'Anatomía de Grey' en Divinity es que no se queje y te deje tranquilo. Porque llegas cansado del trabajo y discutir es la última opción que contemplas. Que ponga lo que quiera, que haga lo que quiera, qué más dará.
Ahora que lo piensas, ¿desde hace cuánto no discutís? No se trata de ser Pepa y Avelino y no saber hacer otra cosa, pero esa chispa que os permitía discutir como locos por algo tan ridículo como haber tardado diez segundos más de la cuenta en contestar al Whatsapp con la seguridad de que la reconciliación haría que esa hora infernal valiera la pena, ya no está. Se ha ido. Habéis llegado al punto en el que ya no dais el brazo a torcer, lo dais entero como si fuerais zombies a los que nada le disturba. Que se quede el brazo, que haga con él lo que quiera, qué más dará.
Ni que fueras a necesitarlo para algo, piensas. Esa época en la que eras capaz de tocarle el culo desde la otra punta de la ciudad y con los brazos atados a la espalda ya queda tan lejos que la recuerdas como una historia ajena, como el anciano que ve a dos jóvenes dándose besos en un banco del parque y menea la cabeza mientras cruza los brazos sobre el pecho porque ni lo entiende ni lo ve necesario. Porque hace tiempo que ese impulso antes irrefrenable se ha esfumado. Ya no te molesta que le duela la cabeza y hace tiempo que notaste que se te iba la mano dando likes en Instagram a otras. Y lo más preocupante, que ya no escudriñabas con sigilo y recelo los que ella regalaba. Que haga lo que quiera, qué más dará.
Subes el nórdico hasta que te tapa la cara como un niño de cinco años que intenta evitar que sus padres le obliguen a levantarse para ir al cole; tratando de prolongar su sueño pese a que sabe que no depende de él. Porque, muy a su pesar, ese tiempo ya ha acabado. Y es por eso, y por una deuda con lo que ha sido vuestra historia que tienes que echarle narices y hacer, por una vez, lo único que está en tu mano a estas alturas para poder hacerla feliz.
No estás triste, sabes que estás haciendo lo correcto. Siempre te quedarán los buenos recuerdos y lo más importante: un calentísimo esquijama de tigre.
Fuente:
http://www.revistagq.com/articulos/sabes-que-ya-no-estas-enamorado-cuando/19169